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La pasión y lo apasionado identifica un rasgo identitario muy destacado de lo español y lo vertemos en nuestro comportamiento en todos los ámbitos. Los días venideros señalan el recuerdo de las fechas de la muerte de Jesucristo, su pasión y su dolor, pero es ... preferible conocer este período como 'Semana Santa' porque si la denominamos 'Semana de Pasión' no sabríamos cual elegir a lo largo del año. Y si le llamamos 'Semana de Dolor' podríamos hacer referencia a mucha gente, con una docena de ellas para escoger.
Lo cierto es que hoy es viernes de Dolores, un día especial para el cristianismo, un tanto modificado actualmente en la liturgia de la Iglesia pero que tiene siempre una especial connotación familiar y religiosa. Es un buen momento para la reflexión y el recogimiento ante escenas de maldad que trascienden lo religioso y que podemos ver hoy replicadas en Ucrania y además televisadas en directo. El observarlo tan descarnado hace que las fechas en este año nos transporten desde El Calvario a Bucha haciéndolo todavía más conmocionante y cercano.
La pasión y muerte de Jesús fue sin duda un momento decisivo de la historia de los pueblos y no debería nunca alejarse de nuestra memoria para lograr que el mundo fuera un poco mejor. En estas fechas, además, confluyen muchas celebraciones: nuestra Semana Santa, el Ramadán para los musulmanes, la Pascua judía, la Pascua ortodoxa... y el hombre se recoge en su interior desde diversas creencias y perspectivas.
La Semana Santa, sin embargo, como sucede con la Navidad y otras conmemoraciones católicas, es hoy en nuestro país ninguneada o desplazada en la búsqueda de lo lúdico alentados por el laicismo más excluyente, además de considerar erróneamente que el virus está arrinconado y Cancún está más cerca.
Sin reproches, los cristianos deberemos reclamar una exquisita comprensión y el respeto debido para que no se olvide ni se tergiverse el significado de estos días que no son para nosotros de jolgorio y fiesteo sino para el rezo, el ayuno y el recogimiento. La dimensión cristiana de Europa y la vinculación histórica de esta España nuestra con el catolicismo lo merecen y tenemos sobrada justificación para reclamarlo.
Sorprende por lo tanto, como tantas otras cosas en estos tiempos tan impostores que nos ha tocado vivir, que tengamos que admitir en las noticias de la televisión pública cómo se ningunea lo cristiano mientras se nos explica minuciosamente o se pondera a otras religiones minoritarias. Eso sucedió el pasado domingo cuando se ofreció en el telediario de las tres de la tarde una lección completa e ilustrada sobre el significado religioso del Ramadán, su relación con la luna nueva o creciente y el hecho físico planetario que provoca su retraso en Marruecos. Todo en Marruecos últimamente. Existen programas de divulgación al efecto en la 2 donde encajaría a la perfección tal lección entusiasmada de religión musulmana de pequeña implantación en nuestro país.
De todas formas, quizá el próximo domingo, que se conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén y es Domingo de Ramos, pueda repararse tal olvido aunque habrá que hacerlo con mucha 'diplomacia de precisión' para que no se identifique la Procesión de La Borriquilla de ese día con ninguna cartera ministerial de Podemos, no vaya a originar un nuevo motivo para la discrepancia y la polémica.
Así podría reservarse ese espacio para que nuestro presidente del Gobierno además pueda explicar de nuevo las diversas desventuras y catástrofes que surgieron durante su mandato, que es cierto que a veces no le da tiempo: virus endemoniado, volcán de La Palma, guerra de Putin, calima mancha-coches, aguantar a Echenique... y comentarnos con su sinceridad habitual la manera de salir de ello a pesar de todo; la cola de Europa del paro, la inflacción o la caída del PIB sin haber podido atacar las causas que lo provocaron es mucho. Y contarnos, además, los trucos inteligentes que tenga previstos, ocupa lo suyo para poder bajar el precio del gas y de la luz al menos en teoría y además contarnos lo que tenga previsto y con qué va a sorprendernos.
Será un tiempo bien utilizado de la televisión pública que le puede dar un slogan adecuado para afrontar la lucha que se presume encarnizada para permanecer en La Moncloa.
Me permito sugerir que pueda ser de carácter animalista ahora que acabamos de descubrir a los animales de compañía y legislamos al efecto. Podremos hacerlo al estilo de Katherine Palcol que tanto éxito tuvo en EEUU. alcanzado sobre todo por sus originales títulos: «Las ardillas de Central Park están tristes los lunes» o «Los ojos amarillos de los cocodrilos» o «El vals lento de las tortugas»... o algo parecido, porque lo del 'Cambio' está muy visto y desprestigiado cuando la peña ve nítidamente que la ruina sigue igual y no se cambia nada.
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