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El pasmo de Quebrantada

Nieves Bolado

Santander

Domingo, 10 de febrero 2019, 07:53

Nureyev (Rusia, 1938-París, 1993) fue considerado el bailarín más importante del siglo XX. Nació en el vagón de un tren mientras su madre viajaba ... desde Siberia a Vladivostok, donde su padre, un comisario del Ejército Rojo, estaba destinado. Fue un referente para los amantes del ballet e hizo por las artes escénicas más que todas las manifestaciones de la revolución cultural soviética. Igual que Ángel Quintanal Saiz (Tanos, 1928-2013). Gelín nació y murió en un pequeño pueblo del municipio de Torrelavega pero con mucha, mucha, personalidad. Su oficio fue el de guardia urbano, dedicado casi exclusivamente a dirigir el tráfico en Cuatro Caminos –Quebrantada– cuando este enclave era uno de los más complicados de la circulación de todo el país. Hizo de su trabajo un oficio y de ese oficio, un arte. Mauro Muriedas Echave dijo de él que se movía como Nureyev y Gelín, presto y encantado con el epíteto, adoptó rápidamente el sobrenombre y comenzó a esmerarse en ser el pasmo de los miles de conductores que atravesaban aquel punto negro de la circulación urbana. Con sus gambeteos devolvía la serenidad a aquellos estresados automovilistas, a los que Cuatro Caminos les doctoraba en paciencia. Y así, durante 40 años.

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