Un paso más hacia la España de los privilegios

Debemos ver lo que sucede en perspectiva: Estos días se dará un paso más, un largo paso, en el camino emprendido por los independentistas catalanes y vascos hacia la ruptura, no ya de la unidad de España, sino a la consagración de una sociedad en la que se consoliden los privilegios de una minoría. La meta del secesionismo es clara: quebrar el sistema, de esencia socialista, en el que la riqueza debe repartirse de manera que los menos favorecidos logren más oportunidades.

Desde el inicio del proceso democrático los partidos vascos y catalanes han deseado, y conseguido, estar por encima del resto. Ya en la Constitución se consagran vías diferentes para acceder a la autonomía y, legislatura tras legislatura, esas dos regiones han acumulado nuevos privilegios porque los dos grandes partidos (PSOE y PP) obtuvieron los sillones del Gobierno a costa de ceder los derechos de todos, para crear una casta de catalanes y vascos supremacistas.

Ahora, es seguro que ese proceso de ahondar en las diferencias entre españoles se agravará, hasta el extremo de que la mayoría de españoles no pueda optar a un empleo público en Cataluña o el País Vasco (tampoco en Galicia) porque el idioma oficial, el español, no es válido para opositar en esos territorios.

Las concesiones que se han firmado entre el futuro Gobierno y los secesionistas suponen profundizar, y mucho, en la deriva que tiene como meta generar dos castas de españoles: los nacionalistas y el resto.

Los cántabros nos jugamos mucho en este envite y, por suerte, tanto el PP, como el PRC y Vox (cuatro de cinco diputados) han decidido no apoyar la aventura de Sánchez. Llega la hora de defender la igualdad frente a los fueros y los privilegios.