A un paso del naufragio

El PRC acordó el viernes, por unanimidad pero con un debate mucho más intenso de lo habitual, la tesis de Revilla de que su diputado Mazón vote contra Pedro Sánchez en la primera votación de investidura. Hay quienes opinan que si el candidato a La Moncloa abandona el oscurantismo de las últimas semanas y proclama ante el Congreso su escrupuloso respeto a la Constitución y la solidaridad interautonómica, sin concesiones a confusas consultas o referéndums en Cataluña, todavía sería posible un voto regionalista favorable en la votación del martes 7 de enero. Los más pragmáticos tienden a pensar que no hay margen para un nuevo discurso, porque un eventual volantazo constitucionalista de Sánchez anularía el apoyo anunciado por ERC y otros grupos soberanistas.

El PSOE de Cantabria no ha tenido más remedio que darse por aludido en el bofetón de Revilla al jefe Sánchez y emitir una suerte de ultimátum para que su aliado rectifique el voto. De otro modo, se sentiría liberado de un pacto roto por el PRC, a expensas de que lo que resuelva Pablo Zuloaga.

Los regionalistas hacen como que no se inmutan. No es que manejen otras formulas de Gobierno alternativas con PP o Ciudadanos, es que ni siquiera se terminan de creer que el nuevo PSOE esté dispuesto a dejar el poder después de que colocar a los partidarios más fervorosos le haya costado tanto que aún tiene lista de espera.