Borrar

La palabra patria ha sido uno de los mantras de estos comicios. Manoseada y manipulada. Sebosa ya de por sí. Es uno de esos términos ... que tan pronto sirve de útil 'macguffin' a lo Hitchcock, ya saben, como distracción más efectiva que el voto útil, o como objeto preciado de apropiación. Y así ha discurrido la cosa: entre españas en descomposición, estados fragmentados, sombras amenazantes, capullos sin flor y mensajes vacuos y desnudos. Una palabra tan adulterada como relato, hoy en día eslogan y consigna comodín para dar cuerpo y textura allí donde no hay más que ruido. Como escribe Emmanuel Carrère, uno, «como buen moderno, prefiere el boceto al gran cuadro». Los discursos, las voces se han deslizado por el esquematismo y la superficialidad políticas habituales. Poco, muy poco se ha hablado de los problemas de verdad, de las trincheras de la calle donde fluye lo cotidiano. Y ya sabemos que el gran déficit de este país es que no se escucha. Con semejante radiografía regurgitar ha sido una de las modas. Se han soltado esputos facilones, se ha vomitado sobre el otro y lo diferente con ardor guerrero y se han resucitado miedos primarios que creíamos desterrados.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Patrias, relatos y miedos