Carta abierta a la Presidenta

Me permito recordarle sus palabras en el discurso de investidura, cuando solicitó la confianza del Parlamento para tomar posesión como Presidenta de todos los cántabros y prometió un Gobierno leal a los ayuntamientos y a trabajar codo con codo con ellos. Usted se comprometió a actuar con transparencia, diálogo y lealtad institucional. Sin embargo, en el año transcurrido desde entonces, varios consejeros de su Gobierno han dado demasiadas muestras de deslealtad a alcaldes y ayuntamientos que no son de su signo político. Para varios de ellos es costumbre no informar de las visitas que realizan los municipios a la máxima autoridad local, que es el alcalde. Y así lo han hecho en visitas a localidades con alcalde regionalista. Por ejemplo, en Camaleño y Ruesga no tuvieron reparo en reunirse con dirigentes locales del PP y vecinos para abordar proyectos institucionales de máximo interés sin dignarse a informar a los alcaldes regionalistas de ambos municipios.

Por eso, me permito recordarle que el respeto y la lealtad institucional exigen informar a los alcaldes de cualquier actuación que afecte a sus territorios, invitarlos a los actos institucionales y trabajar coordinadamente con ellos. Acabe usted, por favor, con esa costumbre extendida en su Gobierno, para que los alcaldes regionalistas no vuelvan a enterarse por asociaciones y colectivos vecinales de las visitas de sus consejeros.

Y qué decir del funcionamiento de la Federación de Municipios de Cantabria, una institución distinguida durante el mandato del regionalista Pablo Diestro por su trabajo riguroso y su defensa de los intereses de los municipios, con independencia del color político de cada uno. Diestro nunca dejó de contar con su Junta Directiva, con todos los partidos representados, ni dudó en enfrentarse al Gobierno PRC-PSOE cuando lo creyó necesario por el bien municipal. Qué distinta aquella etapa de la que ahora dirige un alcalde del PP, que se reúne con el Gobierno a la chita callando y sin invitar a nadie para luego anunciar medidas en materias tan sensibles y universales como la sanidad, y que sólo convoca a los representantes de su partido para abordar materias de trascendencia general.

Presidenta, no le pido nada nuevo. Nada que usted misma no haya prometido al resto de las fuerzas políticas y, sobre todo, a la ciudadanía de Cantabria. El Gobierno necesita un nuevo talante e imprimir respeto institucional a sus relaciones con los municipios. Es urgente que sus consejeros empiecen a actuar con cortesía y con lealtad, máxime cuando usted está pidiendo lo mismo al Gobierno de España. ¿Es coherente exigir respeto y lealtad cuando su Gobierno no lo practica? ¿Es congruente criticar al Gobierno de España por trasladar a las Comunidades Autónomas problemas que no son de su competencia en materias como la sanidad o la educación mientras su propio Gobierno, señora Buruaga, carga a los ayuntamientos con competencias impropias, como ha hecho recientemente con los decretos que regulan las viviendas de uso turístico, o las subvenciones para sufragar los gastos de transporte de pacientes a los centros de salud, o el cumplimiento de la Ley de Bienestar Animal?

Desde el PRC le hemos tendido la mano, hemos permitido que gobierne en solitario y le hemos dotado de la herramienta presupuestaria para continuar los proyectos en marcha. Lo hemos hecho porque, para nosotros, el proyecto Cantabria está por encima de los partidos y de las personas. Pero no olvide que usted gobierna en minoría y eso le obliga a superar cada día un examen, no ya del PRC, sino de la ciudadanía cántabra a la que se debe.

Esperamos por ello que corrija una deriva que nos resulta es cada vez más preocupante y que evidencia una clara contradicción entre lo que su Gobierno predica y lo que luego hace.

Señora presidenta, abandone el cinismo que supone ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio.