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Este es el argumento de fondo del escrito. En su momento, el pertenecer a la Unión Europea supuso un hecho histórico para nuestro país. El cambio social fue enorme, nuestras infraestructuras se mejoraron debido a la ayuda comunitaria y definitivamente pasamos de una etapa gris ... a una multicolor. Este hecho en ningún momento implicaba la resolución total de nuestros problemas, sino que entrábamos a formar parte de un bloque necesario, complejo, difícil de gestionar, pero con futuro.
Por ello, recordar todos los años el Día de Europa es apostar por el bloque, que allá por 1950, empezó a construir con su declaración formal el ministro francés de Asuntos Exteriores Robert Schuman. Aquella época de postguerra europea, con dos 'guerras civiles' en las espaldas, debía ser el final definitivo de la sinrazón en Europa.
Por esta razón el ministro propuso la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) cuyos miembros debían poner en común la producción de carbón y de acero. Esta institución, formada por inicialmente por Francia, Alemania Occidental, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, hoy se considera la primera institución supranacional que evolucionó hacia lo que hoy es la Unión Europea.
Sólo con ver la situación actual, apreciamos que no es una efeméride cualquiera. Han pasado algo más de 70 años y ya tenemos una guerra en nuestras fronteras promovida por Putin. El volver al status anterior de la Unión Soviética está en su horizonte y los desastres humanitarios vuelven a Europa.
Hagamos una lectura global de la situación. En el comercio mundial Estados Unidos, China y la Unión Europea son los que tienen mayor peso. Pero si consideramos cada país de la UE por separado y le comparamos con el resto, las cosas se ven diferentes. Por ello, es tan importante cuidar la UE como bloque, porque unidos es cuando somos fuertes.
Tres datos interesantes que por conocidos no dejan de ser relevantes: en 2022, las principales exportaciones de la UE fueron con EE UU y Reino Unido. Sin embargo, las principales importaciones fueron con China y EE UU. En cualquiera de los dos casos, Alemania fue el país de la UE con mayor nivel de comercio.
Nos hace fuertes el comercio dentro de la propia UE. Según Eurostat, la fuente de datos oficial de la UE, el comercio interior de la UE supone aproximadamente un 60% de todo el comercio de bienes de la UE, mientras que el 40% restante lo es con los países externos a nuestra comunidad. Un dato más, salvo Irlanda y Grecia, el resto de los países de la UE comercian más dentro que fuera de la UE.
La geopolítica se mueve y los bloques mundiales también. Ya no existe un mundo bipolar.
Estados Unidos ya no es el gendarme mundial. Con la guerra de Putin estamos observando que el tablero mundial se mueve. De hecho, a China se le 'exige' que no sea un espectador más, sino que haga valer su peso real en la negociación de la guerra de Ucrania. No se le admite que se autodefina como un país 'en desarrollo'.
Finlandia y Suecia, países genuinamente neutrales, en cuestión de meses decidieron adherirse a la OTAN. La razón es evidente. Así nos lo confirmaron la embajadora de Finlandia Sari Rautio y el embajador de Finlandia Teppo Tauriainen en sendas conferencias que organizamos desde Casa de Europa Cantabria hace unos meses.
Desde la óptica de un ciudadano de a pie visualizo un entorno cambiante. Entender realmente lo que pasa en el contexto mundial se presume muy complejo pero que deja aflorar algunos aspectos:
Para entender la influencia real de los bloques en el contexto mundial, hay que considerar tanto el aspecto político como el geográfico.
La reacción ante la guerra de Ucrania no es la misma desde el bloque de los países afectados directamente o pertenecientes a la 'órbita occidental', que el resto. De hecho, algunos explicitan que «no se consideran concernidos».
China ya es un país importante. También lo son, en diferente medida, India, Brasil, Rusia o Sudáfrica.
La Unión Europea tiene una decidida posición ante la defensa de los valores democráticos y la mejora del medio ambiente. Ha fijado un calendario 2030/2050 para reducir las emisiones contaminantes y frenar la crisis climática. Además, está contemplando una transición digital y tecnológica ajustada a la realidad social.
Cabe preguntarse si estos planteamientos son compartidos a nivel mundial.
Estas consideraciones me obligan a enfatizar en la idea que da título al escrito. Ya no vale con pertenecer al club. Hoy en día, no podemos permitirnos el lujo de debilitarlo. Debemos fortalecerlo.
Está claro, si queremos que nuestras propuestas de futuro sean viables, debemos ser un bloque global fuerte e influyente. Estoy convencido que así será.
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