Un mar de peces
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El 70% de todo el producto del mar que se consume en el mundo procede de ChinaCuando uno imagina los grandes nombres de la pesca planetaria probablemente piense en el Nantucket de Melville, el Helsingor de Shakespeare u otros míticos puertos pesqueros como Callao o Vigo. Sin embargo, la capital mundial del pescado se llama Zhoushan y es una isla cercana ... al puerto de aguas profundas de Shanghai, de economía bollante y que rebosa pescado por todas sus esquinas. Su posición estratégica (frente a la desembocadura del río Yangtzé) la hace especialmente adecuada para acoger a buena parte de la flota pesquera china y, también, de la industria de procesado del pescado que estos descargan en su puerto. Un intenso olor a pescado (o a los derivados del amoniaco que se emplean en su procesado) alcanza, a kilómetros de distancia, al visitante que se acerca al archipiélago de Zhoushan o a su costa continental vecina. Cuesta imaginar cómo 'desacoplar' de China la cadena de suministro global de muchos productos; entre ellos, los del mar: el pescado y los mariscos.
La mayor flota pesquera del planeta es china y el 70% de todos los productos del mar que se consumen en el mundo procede de allí. Esto no quiere decir que los buques pesqueros chinos capturen 2/3 partes de todo el pescado mundial: una gran parte sí la atrapan en sus redes los chinos pero otra buena parte es producto de su acuicultura y el porcentaje restante, pese a ser atrapado por buques de otras nacionalidades, se envía a China para su procesado (lavado, fileteado, descabezado, etc.) pues allí la mano de obra es comparativamente barata y la industria especializada está muy desarrollada. La mayor parte de todo ese pescado se destina a la exportación y termina sus días en sistemas digestivos de habitantes de países desarrollados occidentales. Nos unen los mares y no sólo en sentido figurado: el ciudadano europeo medio come unos 25 Kilos de pescado y productos del mar al año. La UE representa el 34% de las exportaciones pesqueras chinas, mientras que EEUU es el principal país importador de pescado chino. Por nuestra parte, ya sea fresco, enlatado o congelado, los españoles somos los mayores comedores de pescado y marisco del mundo, sólo por detrás de Japón (con un consumo de más de 50 kilos al año). Gran parte de esos productos del mar los han atrapado, cultivado, limpiado o fileteado los chinos.
China está a la cabeza de la industria pesquera mundial y España (una de las 5 superpotencias pesqueras y la única no asiática) le sigue a la zaga en volumen de capturas. Como ya sucediera en nuestro propio país a mediados del siglo pasado, el desarrollo de la pesca extensiva y el agotamiento de los caladeros locales, empujó a los pescadores chinos a navegar aguas de alta mar con grandes buques capaces de faenar durante más de un año y almacenar enormes cantidades de pescado sin regresar a puerto. El conglomerado estatal chino (China National Fisheries) propietario de una buena parte de la flota pesquera nacional, siguiendo el modelo ya empleado por España (subvencionando agresivamente los costos de armadores y combustibles para promocionar las operaciones de nuestra flota pesquera en caladeros de alta mar a miles de kilómetros de sus puertos de origen) ha desarrollado en sólo 25 años la mayor flota de pesca extensiva del planeta. En 1985 la flota china de alta mar no sumaba más de 13 barcos.
Hoy, con más de 3.000 naves y (como España) buena parte de los caladeros en sus propias aguas territoriales en situación crítica, los pescadores chinos de aguas distantes faenan en caladeros de todo el mundo, desde Sudamérica hasta África pasando por el Índico o el Ártico. El impacto de esta arrolladora flota se deja sentir en todo el planeta y está transformando los océanos comercial, medioambiental y geopolíticamente. Esta presencia china eclipsa a la de otras flotas pesqueras (e incluso a la de otras armadas navales) y, además de salvaguardar la seguridad alimentaria nacional, permite a Pekín garantizar sus intereses marítimos-comerciales pero también sus prioridades geoestratégicas. La dominancia pesquera china está alineada con la lógica transoceánica y transcontinental de la nueva Ruta de la Seda.
Los chinos –como los españoles– son grandes amantes del pescado y el marisco, pero el 80% de todo el producto del mar que se consume en China no es 'de mar', sino de piscifactoría. Durante 17 años conviviendo con China (y aconsejado por los propios chinos), jamás he bebido el agua de sus grifos. Así, excepto hervido para infusionar té o empleado para cocinar, el líquido elemento chino no suele ser demasiado saludable. Según estudios del propio Ministerio de Sanidad chino, su agua (como su aire) está a menudo bastante contaminada, con casi un 20% de toda su agua en superficie y cerca de un 90% de sus aguas subterráneas no aptas para el consumo humano. Paradójicamente, 3 de cada 5 peces o mariscos criados en piscifactorías en todo el mundo, vive en aguas chinas. El 60% se exporta. Estas cifras vienen a mi cabeza cada vez que, en China, entro en un restaurante y veo a los peces nadar en una pecera llena de ese agua que ningún chino quiere beber.
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