Nos dejó Jesús Pindado

Al tiempo destacó en la prensa escrita y audiovisual santanderina. Recordemos sus famosas entrevistas en TV, la enciclopedia de Cantabria, importante obra de El Diario Montañés por él dirigida, y sus clases en la Universidad.

Inesperadamente dio un salto al equipo directivo nacional de la CEOE donde su talento creador le llevó a instalar en Washington la embajada del empresariado español, de la que fue embajador con notables logros. Colaboró a la celebración del centenario de la Caja de Ahorros de Cantabria enalteciendo el festejo con la presencia del presidente norteamericano Jimmy Carter.

Participó el ilustre transmerano en el relevo generacional de los gestores culturales de la vieja Montaña en estrecha relación de amistad con los Aguilera, López Vélez, Zúñiga , Fernández Fontecha, ¡tantos egregios en nuestro recuerdo! y los rectores de la UIMP. Pormenores de su fecunda trayectoria contó ayer en este diario José María Gutiérrez. Asombro de erudición, podía improvisar una conferencia sobre cualquier tema. Su verbo recio y fluido, sin pelos en la lengua, se recordará en la ciudad como ejemplo de saberes bien aprendidos, honestidad y entrega generosa a toda causa noble. Hace unas semanas los médicos le plantearon la necesidad de amputarle una pierna. Se negó. Podemos imaginar el horror que hubo de producirle la previsión del tal diagnóstico. Mil bienes le hizo Dios, como reza el dicho, con tan súbita muerte; pero el vacío que deja en Santander es irrellenable.

A su familia, representada por su hija Sofía, modelo de amor y piedad filial, mi sentido pésame. Pésame que compartimos sus muchos amigos consternados por la muerte temprana del insigne cántabro, laborioso de ideas y devorador de libros, buscador incesante de la verdad que evolucionaba a una compasión por todos nosotros, los hijos de Eva.