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Mucho ha cambiado la manera de valorar la protesta popular desde que, a finales del siglo XIX, Gustave Le Bon veía en las acciones colectivas «masas» irritadas, impulsivas y faltas de racionalidad. Mucho ha mejorado eso, incluso desde que, en las últimas décadas del siglo ... XX, se convirtiera en un hito historiográfico la obra de George Rudé, uno de los mentores de «la historia desde abajo». Rudé escribió sobre «las caras de la multitud» en movilizaciones y revoluciones descubriendo la relevancia de la subjetividad de los participantes y su contribución decisiva al cambio histórico. No obstante, el gran cambio metodológico ha sido posible más recientemente gracias a la digitalización.
La multitud que reaccionó en Paiporta contra el Rey y la Reina, el presidente del Gobierno y el president de la Generalitat valenciana tenía rostros y discursos que fueron fotografiados y grabados en el curso de los hechos. Si no los hubiéramos visto en esta era digital y de multitudes online analizaríamos los sucesos con los enfoques habituales de la historia y la sociología de las protestas (los del citado Rudé y los de otras referencias de las Ciencias Sociales).
Pero ahora contamos con miles de imágenes que quedan registradas gracias al trabajo del fotoperiodismo más la red de videocámaras que ha desarrollado la «sociedad de la vigilancia», y, para más abundancia, el aporte ingente de centenares de móviles que suelen usar activistas y viandantes.
Sobre la fronda protestataria de Paiporta seguirá habiendo una zona casi impenetrable de sombra y no podremos aprehender todo lo que pasó en todo el área del conflicto. Pero, si se trata de ver lo que se decía y se expresaba con indignación más lo que se llevaba a cabo con claros atisbos de violencia política, todo el mundo, incluyendo las autoridades policiales y judiciales, podemos echar mano de una información gráfica y fehaciente (no aceptando, claro, ni montajes ni manipulaciones). En el futuro todas esas fotos y grabaciones serán fuentes imprescindibles para los historiadores. Hoy deberían serlo para los analistas de toda condición. Eludir o retorcer lo que expresan es cosa de propagandistas. Interpretarlas es una tarea ciudadana.
¿Qué información provisional nos ofrecen las caras de la multitud de Paiporta que han sido publicadas por las redes sociales y los medios de comunicación? Destacaré dos, una estructural y otra accidental (que no banal). Ambas son inquietantes y tan cambiantes como el acelerado ritmo del tiempo social que vivimos en este período histórico.
La mirada estructural da miedo. La catástrofe de la DANA ha generado una insufrible estela de dolor e indignación que se ha visto exponencialmente incrementada por haber recibido el impacto de la polarización partidista en forma de crisis interinstitucional e intraestatal. Ya había ocurrido esto, pero esta vez se ha sistematizado y convertido en una tendencia acaso imparable. En Paiporta se dispararon las sensaciones de desamparo e indignación en múltiples direcciones y contra toda autoridad.
Paradójicamente, el lanzamiento de barro representa esa mezcla de angustia, muerte y suciedad a la vez que pretende ser un intento imposible de clarificación: ¿por qué fue posible que la avalancha letal de lluvia y barro llegara sin avisar y por qué sigue ahí el fango? Pero hay más.
Desde Paiporta se ve el país. El barro de la protesta de Paiporta también nos remite a una dinámica política sucia y embarrada. La catástrofe de la DANA resuena sobre un paño histórico crítico y quebradizo. Con la gestión de la devastación provocada por las riadas se diría que se han roto las costuras morales que aún funcionaban dentro del sistema de representación política, en crisis sistémica desde hace más de una década.
A ello contribuyó la impericia de Mazón y la utilización partidista de Feijóo. Después, mientras que unos reclamaban una especie de '155' o imposición del Estado frente al poder autonómico, sin reparar en que ambos son el Estado, para las víctimas de la desgracia y buena parte de una sociedad tan polarizada, era imposible discernir el grado de responsabilidad del president valenciano y del presidente español. La multitud indignada de Paiporta invita a una mirada ocasional y de detalle. Hay algo en las fotos y las grabaciones que también da miedo. Parece poca cosa pero conlleva las señales de una política canalla. Con las imágenes podemos separar el trigo de la cizaña. Puede verse el rostro de la multitud que protesta airada para expresar desesperación y al mismo tiempo una frustración razonada. Pero también se pueden distinguir otras figuras espurias en el mismo escenario de los hechos, siendo la más intrigante de todas la que dibuja el rostro de una minoría ultraderechista que ya no tiene reparos en utilizar la violencia política aprovechándose del dolor de la gente.
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