De Peña Herbosa a Bonifaz

A Sánchez le ha sentado muy mal el 'no' en la investidura de Revilla, a quien había dispensado un trato preferente, pero al fin y al cabo ese voto no ha resultado decisivo y ya ha logrado el objetivo de ser presidente. Ahora, a lo mejor podría relajarse para que su partido se mantenga en el Gobierno de Cantabria. En esas estamos. Lo más difícil para el PSOE de Cantabria es vestir el santo. Si se queda en el Gobierno, será evidente que la jugada de presionar al PRC para que apoyara la investidura de Sánchez ha sido un farol malogrado. Si se va, será por amor propio porque el pacto suscrito con el regionalismo al principio de la legislatura era para crecer desde el poder, en el Ejecutivo y también en los ayuntamientos.

El PRC, acaso crecido porque el PP de Pablo Casado haya garantizado la estabilidad del Gobierno regional, pasa de la prudencia a apretarle las tuercas al PSOE. Y éste, harto de la arrogancia de su aliado/enemigo, se debate en la disyuntiva de quedarse en la sede gubernamental de Peña Herbosa o mudarse al refugio partidario de la calle Bonifaz. Tan cerca y tan lejos. Lo que está claro es que el episodio tendrá consecuencias. PRC y PSOE todavía pueden evitar la ruptura, pero si han de seguir juntos tendrán que reformular los principios de su entendimiento.