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El nuevo récord del gasto en pensiones registrado en agosto -10.857 millones de euros, un 4,6% más que hace un año- mantiene ... una tendencia consolidada por el paulatino envejecimiento de la población, que ha generado un abultado déficit en la Seguridad Social y recuerda la urgencia de adoptar medidas que garanticen la sostenibilidad del sistema a medio y largo plazo. La reforma a la que el Gobierno se ha comprometido con la UE como condición para acceder a los millonarios fondos a la recuperación comenzó a aplicarse en enero. Por ahora ha obviado actuaciones impopulares. Será inevitable abordar algunas de ellas en la segunda fase del proceso, cuya aprobación debe estar lista este mismo ejercicio. La trascendencia de uno de los principales retos que tiene por delante nuestro país hace aconsejable un amplio consenso político y social que aparte cualquier tentación partidista de un asunto tan sensible, aunque el clima de confrontación y la proximidad de varias citas electorales no permite un gran optimismo al respecto.
El objetivo es contener el desequilibrio entre ingresos y gastos, que puede alcanzar niveles insoportables con la cercana jubilación de la generación del 'baby boom' y una estructura demográfica que, salvo improbables cambios de fondo, hará sostener el pago de más prestaciones y más elevadas sobre un menor volumen de cotizantes. El traslado a los Presupuestos del coste de las no contributivas, el aumento de las cuotas de trabajadores y empresas durante diez años y el destope de las máximas anunciados por el ministro José Luis Escrivá aliviarán la situación. Pero se antojan de todo punto insuficientes, máxime cuando a la evolución estructural del sistema hay que añadir el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones con unos precios desbocados.
Una alternativa sería retrasar la edad legal de jubilación, una medida rechazada por el Gobierno, que prefiere apostar por penalizar su adelanto y por incentivos para retrasar al máximo el retiro efectivo. Otra consiste en alargar el periodo sobre el que se calcula el importe de las prestaciones (25 años), lo que reduciría el importe de las futuras. El catálogo de posibles opciones es amplio y conocido. Como también se conoce la perentoria necesidad de resolver el problema, que no será posible hacerlo sin sacrificios de algún tipo y que la ecuación definitiva deberá tener en cuenta la equidad intergeneracional. Se acerca la hora de la verdad.
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