La rue del Percebe

La cosa tiene tela. Resulta que el Seprona de la Guardia Civil sorprendió hace unos días a unos furtivos que llevaban un alijo de percebes. Detenidos los sujetos y decomisados los percebes, estos fueron trasladados a la lonja de Santander donde pesaron 39 kilos y 600 gramos, que fueron entregados al Banco de Alimentos, el cual se los hizo llegar a tres entidades asistenciales de Cantabria.

Y ahora viene donde la matan, al surgir voces que opinan que dicha donación es un despilfarro innecesario, pues si se hubieran subastado se hubiera sacado una 'pasta gansa' para comprar alimentos de primera necesidad, que hubieran sido más apropiados para ayudar a las familias a llevarse a la boca el pan de cada día.

Al parecer, lo sucedido en Santander ocurre en otras zonas de España, ya que la benemérita hace entrega a diversas asociaciones de los percebes decomisados, por lo que supongo habrá una orden o protocolo para actuar de esa manera, con lo que aclarado esto, bendito sea Dios, que los más necesitados también puedan degustar alimentos que de otra forma les serían prohibitivos, y bueno hubiera sido que en la escena de los panes y los peces, por qué no, hubieran sido también con percebes, con lo cual seguro que al Banco de Alimentos le hubiesen llegado los sobrantes, aunque seguro que alguien habría propuesto subastarlos.

Está claro que no siempre llueve a gusto de todos, y que pasó lo mismo cuando María Magdalena ungió los pies a Jesús, que Judas interpeló al Maestro el por qué no se había vendido dicho perfume para dar el dinero a los pobres, por lo que de nuevo aquí nos tienes con el tema de si vender los productos caros para conseguir otros más baratos o disfrutarlos como es debido.

Seguro que al pícaro de la buhardilla los percebes le han sabido a gloria, como a los que han acudido a dichas tres asociaciones porque verdaderamente lo necesitan, y que bueno es que también tengan derecho a saber que existe una ruta para paladares selectos, que es la del percebe, y que nada tiene que ver con las historietas de Ibáñez, salvo la de reflejar esa España de 'tiquismiquis', que nunca faltan.