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«Si junto a la biblioteca tienes un jardín ya no te faltará de nada» (Cicerón. 'Epistolae ad Familiares'). Quizá atendiendo a eso hemos decidido ' ... meternos en un jardín' de los buenos: el de juzgar al papa Francisco después de que escribiera una carta a Andrés Manuel López Obrador, AMLO, pidiendo perdón a México por el comportamiento, según él, de la Iglesia católica en la conquista española. Un católico militante juzgando y siendo crítico con el Santo Padre. No está mal el reto.
Si recuerdan 'Sin Perdón' no habrán olvidado que fue el título sugestivo de una película de Clint Eastwood, con música de Lennie Wiehaus, que los cinéfilos recordarán por sus varios Oscar a principios de los 90 y, sin duda, la misma clientela no habrá olvidado la frase casi bíblica del final de 'Love Story' en los 70, cinta de las de amor-amor apretada al cuore en los mejores años de Alí Mac Graw y Ryan O'Neal, en aquel momento dos apuestos jóvenes que plenos de pasión al finalizar la historia sentenciaban «amar de verdad es no tener nunca que pedir perdón», que es el éxtasis del querer sin límites a través del que expresaban rotundamente la intención duradera y hermosa de no separarse nunca.
Si analizamos entonces el acto de pedir perdón con la palabra, sin el comportamiento, es en nuestra opinión un gesto inútil. También lo es el «me he equivocado, no volverá a suceder», que esgrimió nuestro antes querido y hoy denostado rey Juan Carlos l (mientras disfrutamos de sus aciertos históricos). Por cierto, lo de emérito fue un invento a lo Rubalcaba-Rajoy, tan listos como hombres de estado; pero si me permiten este inciso, el rey es rey sin más artilugios.
Pues bien, ese «no volverá a suceder» no le sirvió al rey y tampoco es útil cuando se solicita perdón tras guerras, ruindades, infidelidades o asesinatos de ETA. Es también inútil pedir perdón por acontecimientos muy lejanos en el tiempo por varias razones:
-Ya faltan los actores.
-Ya se puede analizar lo sucedido con el apoyo de los hechos y su repercusión no sólo con la palabra condicionada. Ya con la historia.
Por todo ello, sonaron más sorprendentes las palabras del papa Francisco pidiendo perdón por lo que no le corresponde para tratar de satisfacer las ansias de un comunista pseudoclerical (AMLO) obsesionado con España, olvidando o no queriendo ver lo que la historia nos enseña sobre 'El Descubrimiento':
-Nos enseña que los Reyes Católicos fueron únicos en el reconocimiento del indígena, legislando para obligar a su protección y respeto.
-Nos enseña que los españoles, nuestros antepasados (y los de AMLO) mezclaron su sangre y sus ilusiones con los indígenas de todo el continente americano, al contrario que los demás pueblos conquistadores o influyentes de la época.
-Nos enseña que se convirtieron gracias a nuestra evangelización en tierras y países católicos, que hoy son el mayor reservorio de fe y vocaciones de la Iglesia católica.
-Nos enseña que quizá la Iglesia, en palabras del pontífice, debería de haber condenado la violencia de dos sacerdotes, también mexicanos, de ascendencia española, padres de la independencia de México (Morelos e Hidalgo) y excomulgados en aquel momento, que empuñaron sus armas contra el Reino de España olvidando el quinto mandamiento de la ley de Dios.
-Nos enseña que los frailes franciscanos españoles fueron fundadores del colegio de La Santa Cruz de Tiatelolco, donde Bernardino de Sahagún enseñó en náhnatl y escribió 'La Historia General de las Cosas de La Nueva España', para gloria del México antigüo.
-Nos enseña que Alonso De la Vera Cruz fundó la primera universidad mexicana y trasladó y mantuvo la primera biblioteca americana.
-Nos enseña que Vasco de Quiroga defendió a los indígenas de Michoacán, edificó hospitales y fundó el Colegio de San Nicolás, que después fue cuna de la independencia.
-Nos enseña que el arzobispo Alonso de Montúfar y el virrey Luis de Velasco combatieron contra la esclavitud de los indígenas.
-Nos enseña que el andaluz Gonzalo Guerrero, el Renegado, se enamoró de la india Za'asil y murió por la defensa de la cultura maya.
-Nos enseña que los jesuitas, como seguro que conoce el Santo Padre también jesuita, desde el siglo XVI al mando de Pedro Sánchez (otro Pedro Sánchez mejor) antes que la Universidad de Harvard fundaron colegios en Ciudad de México, Pátzcuaro, Oaxaca, Puebla, Morelia, Zacatecas y Guadalajara.
-Nos enseña que Junípero Serra recorrió la Sierra Gorda queretana y todo el desierto mexicano para dejar en San Francisco, California, un testimonio de la grandeza mexicana.
También nos enseña, por último, que Hernán Cortés, inteligentemente, para tomar Tenochtitlán se unió con Xicohtencatl Axayacatzin, jefe indígena tiaxcalteca.
Por lo tanto, la historia y los acontecimientos nos enseñan que México, nuestra nación hermana, se desarrolló convenientemente tras la presencia de España y la Conferencia Episcopal española. Entonces, en lugar de pedirnos una relectura mejor de la carta del pontífice debería de haber releído con detenimiento los hecho históricos de la conquista española, que tuvo muchos soles y alguna sombra en la colonización de América.
Más con las ovejas y menos con los ovejeros, que no pastores, pediríamos humildemente.
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Ana del Castillo
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