Secciones
Servicios
Destacamos
Es un perfecto desconocido por estos lares, por eso prejuzgarle constituye una delicada labor. Mejor dejarle trabajar. Sin embargo, su nombre ya planeaba por las oficinas de la Gimnástica el pasado verano. Uno no sabe muy bien por qué, puesto que por aquel entonces Pablo ... Lago era un semidiós en la ribera del Besaya. Cosas del fútbol. Al ovetense se le acabó el crédito y se echó mano de aquellos informes. Trabajo de campo adelantado podría llamarse. Lo cierto es que el nuevo inquilino del banquillo de El Malecón se llama Damián Fernando Mori Cuesta, aunque tampoco se sabe muy bien la razón por qué se le conoce en esto del fútbol por Dani Mori. Este asturiano de 42 años no perdió ni el tiempo ni el avión cuando le ofrecieron el cargo. El reto es más que peliagudo, pero a alguien empeñado en ejercer el oficio de entrenador no debe de frenarle el vértigo. Su misión es levantar la cabeza a un equipo sumido en la desesperación. A un histórico del fútbol modesto. Un pasaporte para entrar en esa ruleta de técnicos en la que ha entrado y ha salido.
No tiene nada que perder. Cuando sonó su teléfono estaba en Valencia, donde residía –y donde se quedará su familia al menos hasta que su futuro sea más cierto– tras abandonar Ibiza hace unos meses. Allí ha compartido sesiones de entrenamiento con Marcelino García Toral. Amigo personal del gijonés, Dani Mori se tomó el retiro valenciano como un máster para la carrera de entrenador; ha presenciado sesiones del Valencia, ha seguido de cerca el trabajo del Levante y su deseo era el de perfeccionar el oficio que quiere ejercer. La llamada de la Gimnástica le ha interrumpido el curso.
Es un estudioso del fútbol y su perfil encaja en ese estereotipo de entrenadores modernos que analizan las cosas, miden los rendimientos y actúan con una base empírica. Los que le conocen lo tildan de trabajador empedernido y meticuloso. A Torrelavega llega con un reloj de carreras que no le permitirá excesiva contemplación, pero sabe a qué ha venido.
Le gusta el fútbol por abajo, tocar la pelota antes de maltratarla y llegar a la portería rápido pero sin prisa. No fue futbolista como su hermano 'Pirri' Mori, el exjugador del Atlético de Madrid. Le gustaba el banquillo. Sin embargo, tiene la experiencia suficiente como para darse cuenta de que en El Malecón tendrá que adaptarse a lo que hay. En el fútbol parece que los currículum tranquilizan; Dani Mori se formó en las secciones inferiores del RealMadrid y del Sporting de Gijón, fue el responsable del fútbol base del Mallorca y a partir de ahí dio el salto a los 'mayores'.
En el Ciudadella de Menorca tienen un gran recuerdo y en la Peña Deportiva Santa Eulalia (Ibiza), mejor, porque los subió dos veces a la Segunda B. Ahora bien, esa es la poca experiencia que tiene en un escenario similar –por decir algo, al menos en el fondo– a lo que le espera de aquí a mayo. En verano se quedó sin equipo al descender de nuevo a Tercera y como no encontró un filial o un Segunda B atractivo decidió formarse. En la zona de Levante le llaman por el nombre, por aquí, va a tener que darse a conocer. Tiene ganas, tiene la confianza de la directiva que, sabiendo lo que es El Malecón, ha apostado por un desconocido –insisto, por estos lares– pero lo que no tiene es tiempo. A sus tres hijos y a su mujer les ha dejado en Valencia y se ha venido a Suances –vivirá allí estos meses–. A la Gimnástica no hay quien no la conozca, por eso para alguien como él es una perita en dulce. También una trampa, pero eligió ser entrenador. Si logra mantener al equipo bailará en la Plaza Roja en el mes de mayo y además de por Levante, su nombre postizo –le llaman Dani cuando se llama Damián– se incluirá en la ruleta de entrenadores del norte. Suerte.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.