Secciones
Servicios
Destacamos
«Nadie es sabio por lo que supo su padre». Así dice el refranero para advertir que la sabiduría y el conocimiento no son bienes ... hereditarios, sino el resultado de un esfuerzo individual, como el de estudiar y conseguir una licenciatura o un doctorado, siempre que no sean títulos de los que se regalan a políticos y personajes expertos en plagios y fraudes diversos. Me resistiré a creer en ese trasnochado y medieval axioma de que en el nacimiento está la esencia de todo: del poder (por la gracia de Dios), de las clases sociales y del resto de las virtudes que adornan la vida de un ser humano.
Todavía hay defensores de que, para ser periodista, hay que nacer con ello, como si fuera un don mágico que detecta las noticias como un sabueso y que, por lo tanto, no requiere ningún tipo de formación, ni mucho menos ir a la universidad, aunque sea la de tanto renombre como la de Salamanca. Y desde luego, nunca se me ocurriría quitarle mérito al periodismo de García Márquez, aunque no tuviera título. Pero estoy completamente seguro de que la carencia de estudios no es garantía para conseguir el Premio Nobel, ni para ejercer el periodismo, ni para considerarse un García Márquez cualquiera. Es un grave error en cualquier argumentación intentar generalizar sobre la excepción.
No he sido de los periodistas que ha firmado el manifiesto en favor de la titulación para pertenecer al recién aprobado Colegio de Periodistas de Cantabria, pero ha sido un acierto que haya inspirado al Parlamento su enmienda y aprobación sin ningún tipo de oposición. El Colegio de Periodistas, al que pronto espero pertenecer, no nace muerto, aunque por lo que percibo sería muy conveniente reforzar la seguridad de sus primeros pasos para que quienes pretendan matarlo, no lo consigan.
Hubo un tiempo, por los años ochenta si no me equivoco, en el que la actual Asociación de Periodistas de Cantabria, impulsora del Colegio, no reconocía la labor de los informadores de radio y televisión. Menos mal que hemos evolucionado algo, aunque sigue habiendo quienes no consideran periodistas a los que ejercemos en gabinetes de comunicación de empresas o instituciones con el argumento de la dependencia de éstas, como si los demás no estuvieran condicionados por las líneas editoriales de sus respectivos medios. Es como si alguien no considerara médicos a los cirujanos plásticos porque no curan enfermedades ni tratan exactamente a enfermos. Los periodistas de gabinete sí son periodistas y están tan capacitados para honrar o deshonrar los códigos deontológicos como el resto de los de su profesión.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.