Las periodistas hablan, aunque se las oye poco

A pesar de que la situación de la mujer en el trabajo ha experimentado un avance considerable, no es suficiente y las arbitrariedades no son asunto del pasado. Mientras organizaciones feministas y ministerios extraños se pierden en la ridiculez del todos, todas o todes y un lenguaje raro que nadie utiliza, en si son galgos o podencos, la mujer, también en Cantabria, carece de oportunidades, equiparación salarial y posibilidad de ascensos por merecimiento. 'Hablan las periodistas' es el título de un seminario nacional celebrado recientemente en la UIMP en el que fueron expuestos los problemas específicos de una profesión en la que la mujer acapara papeles secundarios y se le aleja de los focos principales. Un simple vistazo a las cabeceras de los diarios españoles permite comprobar cómo es muy menor la presencia de mujeres en la dirección de los periódicos.

A nadie se le ocurre hoy, como antaño, minusvalorar el papel de la mujer en la información, pero ese reconocimiento teórico no tiene la aplicación práctica que debiera por preparación, iniciativa, calidad y compromiso. Cito a Teresa, Nieves, Donata, María Ángeles, Dolores, Isabel, Consuelo, Pepa, Sé, Violeta, Irma, Ana Rosa, Almudena, Mariña, Ana, Vicky, Pilar, Cuca, Marta, Mariana, Rosa, Leticia, María, Alicia y tantas otras que contribuyeron y contribuyen a hacer de El Diario lo que es hoy. En una brillante conferencia en el Paraninfo de La Magdalena, la presidenta -sí, es una mujer- de la Asociación de Periodistas de Cantabria, Dolores Gallardo, señaló que «un periodismo sin perspectiva de género es un periodismo incompleto». No se trata de proteger a las mujeres, porque ni ellas lo quieren, sino de procurarles justicia y no negar lo que les corresponde.