Periodistas: trabajo a destajo
UN CÁNTABRO EN QATAR ·
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UN CÁNTABRO EN QATAR ·
Se calcula que somos más de tres mil periodistas acreditados en Doha. A diferencia de otros mundiales, todos estamos en la misma ciudad. Eso no ocurría desde el primer Mundial, que se jugó en Montevideo, hace casi un siglo, en 1930. Esto tiene muchas ventajas, ... pero algunos inconvenientes. Entre las ventajas, está que podemos presenciar muchos más partidos y que coincidimos todos casi a diario, ya sea en el centro de prensa, en los transportes o en los propios estadios. Entre los inconvenientes está, paradójicamente, la primera de las ventajas.
Ver muchos partidos está bien, pero tiene sus problemas. El otro día me encontré, en el centro de prensa del Estadio 974, al fotógrafo cántabro David Saiz Bustamante, que está siguiendo el Mundial en Doha. «No doy abasto. De un lado para otro. Pero esta experiencia única merece la pena. Estoy disfrutando un montón», me dijo. Y esa frase resume, un poco, lo que ocurre aquí a diario.
Los periodistas tenemos la opción de ser transportados en autobuses desde el centro de prensa hasta el estadio y viceversa, por supuesto, dos horas mínimo, antes de cada partido.
Pero también hay autobuses que trasladan de un estadio a otro a los profesionales de la información. Ha habido partidos que han concluido apenas una hora antes de iniciarse otro y esa logística es difícil de realizar. Pero aquí, en ese sentido y salvo alguna excepción puntual, la organización es prácticamente perfecta.
Los autobuses que trasladan de un estadio a otro son ocupados, preferentemente, por los fotógrafos, que tienen que andar acarreando maletas, cámaras y trípodes, casi siempre a la carrera. Aunque no suele ser habitual, en algún momento se producen colas para acceder a la 'media entrance', por donde todos pasamos un riguroso control de efectos personales, mochilas y otros enseres. Salvo las mujeres, que son muchas, pero tienen un acceso limitado para ellas, para que los cacheos se hagan por personal de seguridad femenino. Allí no suelen formarse colas.
El otro día, tras presenciar el Ecuador-Senegal, en el Estadio Khalifa, sede del Mundial de atletismo de 2019, me subí al bus que nos trasladaba al Estadio Bin Ali, para ver el Gales-Inglaterra. El partido acabó en torno a las ocho de la tarde y teníamos como límite llegar al autobús a las 20.20. Apenas veinte minutos para recorrer una buena distancia. Me fijé en los rostros de cansancio de algunos compañeros, que iban a cubrir su tercer o cuarto partido de la jornada. Les vi correr y llegar casi extenuados al bus, donde unos miraban el teléfono y otros aprovechaban para echar una cabezada, si habían conseguido un asiento, claro. Los que iban de pie tenían peor cara.
Recibimos en el salón de casa una señal de televisión óptima, vemos en los diarios unas fotos increíbles... Detrás, hay mucho trabajo y, en muchas ocasiones, a destajo.
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