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Yo no he quitado nada a Santoña porque nada tenía». Esta fue la contestación fría y cáustica de Marina Lombó al portavoz del PP en la Asamblea cántabra, quien antes la preguntó por qué quería llevar la Escuela de Pesca que estuvo en Santoña a ... Laredo.
La respuesta de la consejera Lombó hacía patente su desconocimiento ya que Santoña tuvo la primera Escuela de Pesca de España, hecha en 1928 por Primo de Rivera. Todo un éxito de aquel gobierno que supo ver la importancia estratégica de Santoña en la pesca española.
Ahora, en cambio, la titular de Educación ha hecho algo inaudito: apuntarse al error, y casi jactarse de él, del desarrollismo tardo franquista de desubicar en los setenta el lugar de máxima pesca del Cantábrico con el centro de formación de sus profesionales. La muy pesquera villa santoñesa no entiende en esto al Gobierno; y se lo ha dicho en alta voz a Revilla en los actos públicos del Día de la Anchoa. El Presidente habrá tomado nota.
A la señora Lombó, mientras tanto, no le vendría mal que repasara el manual del buen administrador público -más siendo regionalista-, que no es otro que articular la región en función de las potencialidades de cada sitio y nunca en contra de sus activos más consistentes. Lo de enfrentar gratuitamente a dos poblaciones hermanas ha sido el corolario final de sus pertinaces errores en esta gestión de la formación pesquera.
En Santoña se tiene sensación de desatención del Gobierno regional con nuestros muelles, últimamente muy heridos. Esto no era así hace solo unos años y hay que corregirlo. Tal parece que haya gente en Santander que esté afanada repentinamente en vestir un 'santo' desvistiendo otro. Para entendernos, la apariencia de los hechos es quitar todo lo relevante de la que algunos llaman 'incomunicada' villa de Santoña; o villa de Puerto, tal y como se la llamaba en los siglos pasados por sus condiciones naturales de abrigo a la navegación. Pero para algunos que 'navegan' en coche oficial, Puerto ahora y en esta bahía ya solo hay uno, que no es Santoña.
A todo esto, las murgas locales siguen siendo un termómetro de actualidad y de crítica, además de una muy cuidada expresión popular de música, escenografías y letras. Este año ha ganado la del grupo Galipoteros. Haría bien la consejera y algunos más en escuchar en YouTube lo que decían de ella y de su gestión en esto de la Escuela de Pesca. Los santoñeses presentes bajo la carpa de febrero tuvieron bien claro con sus aplausos la indisimulada ceguera de la señora Lombó, ayudada con eficacia por su laredano director regional, señor Lombera, quien arrima las pocas ascuas de la fogata inversora regional a sus sardinas locales.
Se sigue adelante con el proyecto de un nuevo edificio alejado de Santoña, a la vez que se escucha, con hechos y, más con cómplices silencios, que para los que mandan en la región la península santoñesa es sólo un lugar de incómodo presidio y de vertido de alcantarillas gigantes de toda la comarca. Lo de la pesca les parece anecdótico, cuando no invisible en su importancia. Añádase a esto la dejadez gubernativa sobre la Reserva Natural y Marismas que siguen sucias, contaminadas y abandonadas. Con todo ello se entenderá el enfado santoñés.
Pero la Lonja de Santoña, propiedad del Gobierno regional, está infrautilizada en sus espacios que serían perfectos para esa escuela a coste cero. No se quiere emprender la vía de lo sensato, sino la de gastar dinero en aventuras personalistas. De momento, lo de la nueva escuela va a ser un despilfarro de cinco millones de euros. Parece que aún no se han enterado de que estamos casi en una economía de guerra, con previsiones económicas a la baja, con deudas públicas estratosféricas y precios de las cosas básicas desbocados por ellos mismos con gastos suntuarios cargados de vanidosa imagen personal, cuando no de manifiesta incompetencia.
Afortunadamente y una vez más, se siguen batiendo récords de barcos y pesca en Puerto-Santoña. Los datos de la Cofradía santoñesa son apabullantes: se llevan descargados en lo que va de año 6 millones de kilos de anchoa y 3 millones de verdel; es decir, el 50% de lo pescado en TODO el Cantábrico. ¿A que tampoco se instala aquí la sede de Pesquerías nacionales del Instituto Español de Oceanografía, anunciado para Cantabria en estos días por la ministra de Ciencia e Innovación?¿Puerto? ¡Qué Puerto ! A ver si va a resultar que sólo tenían claro hace 100 años que hay que potenciar Santoña y su especialización pesquera de renombre internacional.
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