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Una lacra más de la guerra civil española, aquel matadero que sigue vivo ochenta años después, es el olvido y desprecio por quienes trataron de ... imponer –en la orgía de odio, sangre y revancha– cordura, sensatez y piedad. Son los intelectuales que fueron capaces mantenerse fieles a sus ideas, aunque eso les alejara de la inclusión en uno de los dos bandos. El grupo de personas capaces de ver los errores de uno y otro bando y de abogar por el final de la matanza cainita. A ellos se les ha bautizado, con buen criterio, como la tercera España, la de quienes supieron ver los errores y los horrores de uno y otro bando.
Uno de los exponentes cántabros de ese grupo, que no quiso abjurar de sus ideas para entrar de hoz y coz en los rojos o los azules, fue José del Río conocido por su pseudónimo 'Pick'. La figura de ese periodista, poeta, marino, político no ejerciente, defensor de Cantabria y hombre de bien, regresa ahora a la actualidad merced al libro titulado 'Versos de guerra, mar y hampa', una antología preparada y prologada por Juan Antonio González Fuentes.
Pick rompe en pedazos uno de los tópicos del periodismo, el que afirma que la poesía y la información son antagónicos. José del Río ha sido inmenso en la crónica, la noticia y la columna y en la misma línea ha dejado poemas excepcionales y rimas inolvidables.
En su obra lírica Pick muestra su veta periodística. Por una parte, escribe poemas sobre asuntos tan informativos como la guerra de Marruecos, la que Pick vivió como corresponsal y sobre la que publicó reportajes valientes y veraces que le costaron un consejo de guerra. Por otra, mantiene sus cantos a la mar, su universo y su pasión. Se atreve a poetizar sobre la violencia y el hampa, una materia que, en principio, parece escasamente lírica.
José del Río se mantuvo siempre orientado por su brújula moral, sin caer en el sectarismo. Fue defensor de la monarquía de Alfonso XIII hasta que vio la corrupción de la corte y el desvalimiento de los soldados maltratados por gobiernos egoístas y corruptos. Abrazó la república con la esperanza de un mundo mejor. Cuando la guerra civil estalló, trató de evitar los aspectos más crueles. Así, publicó artículos a favor del entendimiento de los combatientes, pidió un intercambio de prisioneros, clamó por la reunificación de las familias separadas por el frente. Sus llamamientos a evitar mas muertes y quebrantos están en la hemeroteca. El 28 de octubre de 1936 escribió: «Que se ahorren los horrores inútiles (de la guerra); que se canjeen los prisioneros; que se considere sagrada la vida de los no combatientes». Esa intención de introducir humanidad en la contienda le señaló como persona contraria al gobierno y merced a sus amigos en el puerto, ya que era el capitán de la draga de Santander, logró huir de una muerte a manos de quienes en la retaguardia imponían su 'justicia'.
En la España de Franco tampoco fue bien recibido. Para el nuevo régimen había sido tibio con la república y no se sumó al movimiento nacional. La consecuencia fue nefasta. Pick vegetó en la zona franquista durante la guerra y cuando terminó la contienda le fue vedado regresar a Santander. Su puesto de capitán de la draga depurado y su figura opacada por los nuevos prebostes culturales. Como otros exponentes de la tercera España no fue ni exaltado por los republicanos en el exilio ni acogido por el franquismo. De esa manera vivió en Madrid hasta su muerte, en el año 1964, colaborando en diferentes periódicos, firmando con nuevos pseudónimos y sin poder regresar a su Santander, a la bahía por la que tanto navegó y a la que tanto amó.
La edición de estos 'versos de guerra, mar y hampa' es una forma de rescate de la figura de un marino poeta, de un periodista de raza que narró los combates en Marruecos y defendió los intereses de Cantabria frente a los intentos anexionistas de Vizcaya.
En esta época de periodismo de trinchera, de noticias falsas y de plumas de alquiler el ejemplo de profesionales como José del Río cobra singular importancia. El periodismo auténtico debe huir de posiciones predeterminadas, alejarse de la militancia borreguil y, en consecuencia, informar con rigor, exactitud y veracidad. Separar la noticia de la opinión y buscar la forma de lograr que el receptor pueda extraer sus propias conclusiones. Más que nunca se necesitan ahora auténticos profesionales de la información.
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