Secciones
Servicios
Destacamos
El fratricidio de Abel a manos de Caín es la primera escena de violencia entre hermanos, narrada por la Biblia en el Génesis. Caín, hijo mayor de Adán y Eva, tiene un hermano, Abel. Para Caín, Abel va a ser el intruso, el que ha ... llegado después, el que rompe la ilusión de ser el único, el que despierta la envidia y la rivalidad ante la imposibilidad de sentirse «todo para sus padres y para Dios». La llegada de Abel le enfrenta al sentimiento de no ser suficiente (por eso traen a otro) y le sumerge en el universo de las diferencias (Dios valora más los regalos de su hermano). Caín, cegado por el odio envidioso, se libera de Abel, al que considera responsable de su malestar, matándolo y negándose a convertirse en su guardián.
Este relato bíblico que muestra la envidia y la rivalidad entre hermanos ocupa un lugar importante en el desarrollo y funcionamiento psíquico del ser humano. Todos hemos sido Caín, el que se cree el centro del Universo, el que se cree merecedor de tenerlo todo, el hijo único que heredará todo lo que poseen los padres, el que se cree el dueño de la verdad, el poseedor del padre o de la madre o de ambos. Y hemos dado paso a un Abel que nos dice que no estamos solos en este mundo, que tenemos una responsabilidad sobre el otro y que lo que tenemos y logramos responde a un sinfín de variables, personas o historias, que van más allá de nosotros mismos. Pero a veces este proceso de cambio de Caín a Abel queda interrumpido en nuestro desarrollo personal. Caín mata a Abel de manera real, como ocurre en las personalidades con patología psicopática y el fratricidio pasa a formar parte de sus vidas, o bien Caín perpetúa el asesinato de su hermano en su mente desarrollando una personalidad grandiosa: ser el único, el que más, el que puede tenerlo todo, pero pagando el precio de la persecución por el crimen cometido. Esto sucede en las personalidades narcisistas con defensas paranoides. El 30% de las patologías graves de la personalidad tienen una estructura narcisista en un grado significativo que va afectar a la capacidad de establecer relaciones de amor, una función fundamental de la vida.
En el siglo XXI, los escenarios donde se representa 'el crimen de Caín' en todo su esplendor son las notarías que dan fe de las herencias familiares. Caín se muestra sin máscaras en los testamentos realizados por las personas con estructuras de personalidad narcisista y defensas paranoides. Los notarios son espectadores en primera fila de estas problemáticas mentales que aparentemente tienen un funcionamiento mental cabal y correcto. Sin embargo, esconden en las profundidades de su ser envidia, odio desmedido, sed de venganza o sentimientos de inferioridad. Es decir, a Caín, generador de intranquilidad y desasosiego.
La defensa frente a este malestar es proyectar a Caín fuera de su persona y en otra persona, con frecuencia familiares: hijos, esposos, sobrinos, nietos, que se transforman en peligrosos, las ideas persecutorias de este tipo de patologías. A estos familiares se les achacará la responsabilidad de sus males y sufrimientos y serán los desheredados. Esto explica los cambios frecuentes de testamento que los notarios tienen que lidiar con este tipo de testadores cuyos herederos van protagonizando un papel de Caín y Abel en tiempos inverosímiles. El hijo/a o familiar que va a ser el representante del 'Ideal Caín' del testador se va a dejar atrapar en esa mirada de «ser el único», «el centro», «el mejor», «el favorito», y va a formar parte del delirio de eliminar a los malos hermanos y familiares, cuya presencia pone en entredicho este lugar privilegiado que le aporta el funcionamiento paranoide o persecutorio del testador enfermo. Padres enfermos que eliminarán la filiación de los 'hijos Abel', que no serán merecedores de recibir la herencia de bienes a partes iguales, sólo la que les corresponde por linaje (es decir, por ley). E 'hijo/s Caín' que cumplirán el deseo de ser únicos herederos. Se revivió el fratricidio del Génesis.
Este funcionamiento patológico de padres y madres con estructuras de personalidad narcisistas y defensas paranoides o persecutorias (muchas veces acentuadas por la edad) hace testamentos que descompensan las estructuras familiares y son muchas veces las causas de conflictos que producen rupturas en las relaciones entre hermanos y demás familiares, llegando a veces a desencadenar en los protagonistas del testamento episodios depresivos y psicosomáticos que precisan de ayuda psicológica y psiquiátrica. No hay que olvidar que la apertura de una herencia ocurre tras un fallecimiento que sumerge a los afectados en un duelo, y un duelo moviliza emociones y sentimiento profundos difíciles de elaborar a nivel mental. Las consultas de los profesionales de la salud mental recogemos fundamentalmente a los hijos e hijas privados de su condición de hermanos por el 'hijo Caín', elegido por el padre o la madre con patología paranoide.
'Hijo Caín' que ha ido adquiriendo este lugar privilegiado en la relación filial usando mecanismos perversos o psicopáticos: mentiras y conductas manipulativas, para así mantener a lo largo de su historia personal la condición de ser el único, el especial, el hijo sin hermanos, el poseedor de los padres, el que no compartirá nada con nadie. Este 'hijo Caín', además de recibir los bienes materiales asignados en la herencia, también heredará 'ser Caín', «el marcado por el fratricidio y la posesividad», identidad que se transmitirá de forma inconsciente a su descendencia, lo llamado transgeneracional, que es uno de los núcleos constitutivos de la patología mental.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.