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Siempre hay algo de mí que sigue susurrándome advertencias de que un aparato tan grande y pesado no puede sostenerse en el aire y volar. Logré hace tiempo superar ese miedo atávico gracias a la fe en la ciencia y en los pilotos. La ciencia ... sigue inspirándome cierta credibilidad que, sin embargo, voy perdiendo en las personas que manejan los mandos del avión. Todo por culpa de un tal Andreas Lubitz. ¿Recuerdan aquel copiloto que en 2015 estrelló de forma deliberada el Airbus del vuelo Barcelona-Düsseldorf contra los Alpes? Pues ése mismo, el pirado y amargado de la vida que quiso suicidarse con un «os vais a enterar» encerrándose en la cabina y matando a 144 pasajeros y seis tripulantes (él incluido). Me entran escalofríos pensando en los últimos minutos de aquellos desesperados viajeros intentando abrir las puertas de una cabina pensada para protegerse del terrorismo 'made in 11-S'. ¿Quién iba a pensar que la destrucción vendría por parte de quienes están obligados a protegernos?

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eldiariomontanes El piloto suicida