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El Ayuntamiento de Santander ha solicitado, o va a hacerlo, una moratoria para aplicar la ley que obliga a establecer zonas de bajas emisiones antes del año 2023. Se añadiría a la que padecemos de facto para los límites de velocidad, que evitarían atropellos ... y disminuirían el ruido y la contaminación. ¿Se convertirá en el plan 2024? ¿O mejor en el 2223? ¿Se pide una moratoria para evitar hipoacusia, acúfenos, enfermedades cardiovasculares, pérdida de concentración, insomnio, tensión nerviosa, depresión, asma, neumonía, cáncer, bronquitis crónica, hipertensión, cardiopatía isquémica y muertes prematuras? Quienes gobiernan son garantes de la Constitución Española. La mejor medida sanitaria es la prevención. Desoír las normas europeas y españolas encaminadas a ese fin es dejar inermes a sus administrados frente a riesgos graves para su bienestar y su supervivencia.
La Comisión Europea afirma que la contaminación del aire (micropartículas y ozono malo, que aumenta con olas de calor) causa diez veces más muertes que los accidentes de tráfico. El Ministerio para la Transición Ecológica, que en 2019 urgió a todas las Administraciones implicadas (regionales y locales) a lograr una buena calidad del aire, en línea con los valores previstos en el Real Decreto 102/2011, insta ahora a potenciar los vehículos sin emisiones, prohibir o restringir el acceso a los contaminantes, y prestar atención a los entornos de centros escolares y sanitarios. Jesús Torres, juez del Tribunal de lo Contencioso-Administrativo 24 de Madrid: «La protección de la salud y el medio ambiente son principios que deben regir la actuación de los poderes públicos». ¿Y Santander aún pide una moratoria?
Elaborar con decisión y prontitud el llamado Plan 2023, o hacer todo lo contrario, es cuestión de voluntad. ¿Queremos permanecer al margen del mundo? ¿Somos un Brigadoon al revés? Fuera del tiempo real, pero nada placentero. El progreso en Santander va a regañadientes, tarde y mal o nunca: no a la Capitalidad Verde, al aire limpio, a la velocidad moderada, a las peatonalizaciones. Muchas ciudades no han necesitado leyes ni moratorias. Decidieron libremente hace años atajar el problema y dotar a sus núcleos urbanos de un ambiente más humano, respirable y vivible. Miles de españoles ya disfrutan de entornos más sanos que el nuestro. La ONU ha premiado a Pontevedra por ser «la más cómoda para vivir y un referente internacional en reducción del tráfico motorizado, movilidad no contaminante, accesibilidad, peatonalizaciones progresivas, contribuir al desarrollo humano y ser ciudad segura, habitable y limpia». ¿A qué aspira Santander?
Para la concejalía de movilidad de Valencia «el coche no es el rey, sino el invitado», y el doctor en Política Urbana Manuel Fernández propone diseñar la calle para hacerla hostil al coche. Frente a temores infundados que circulan en algunos ámbitos, Andrés Fernández (UNED) asegura que todos los estudios demuestran que los carriles bici y las áreas peatonales incrementan la afluencia a las zonas comerciales. Según Mikael Colville-Andersen, especialista en movilidad urbana, todas las ciudades eran aptas para la bicicleta hace 70 años, pero Europa copió el modelo estadounidense; en cambio, ciudades agradables, con menos coches, calles peatonales, bancos, fuentes, árboles, transporte público sostenible y que promueven turismo verde, son las que atraen.
Copenhague quiere vegetación naturalizada y agua, con espacios verdes a no más de 300 metros de las viviendas. El verdor y el murmullo del agua y del follaje proporcionan frescor y serenidad. Los árboles purifican el aire y sus raíces absorben partículas cancerígenas. Son eficaces contra el calentamiento porque bajan la temperatura. Para lograr un entorno más naturalizado, se recomienda agrandar los alcorques y dejar crecer la vegetación. París quiere menos tráfico y más árboles. La Plaza de la Concordia será verde y peatonal.
La ley de Cambio Climático de 2021 obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a cumplirla antes de que empiece 2023. Seis ya disponían de planes antes de ese año. Catorce los tendrán listos a tiempo. Burgos, Córdoba, Algeciras, Sevilla, parla, Ciudad Real, Fuenlabrada, La Laguna entre ellos. ¿Han hecho magia? Si otros pueden y quieren ¿por qué Santander no?
Con la salud y el bienestar de la población no hay moratorias que valgan.
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