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L a mirada ciudadana oscila entre el desconcierto y la desmoralización. No sabe si los contagios remiten o avanzan, si la inmunización avanzará tan rápido como promete Pedro Sánchez en plena campaña electoral madrileña y si las vacunas serán o no seguras, si en ... cualquier momento la desescalada tendrá que volver a la casilla de salida en el capítulo de restricciones. Con los preocupantes indicadores sobre la recuperación de la economía y el empleo, con señales abrumadoras como el recorte anunciado en SEG Automotive o la precariedad de las compañías electrointensivas. Mientras la oposición política pinta un paisaje desolador en la industria, las pymes, los autónomos, la hostelería o el turismo, el Gobierno de coalición PRC-PSOE se anima a pronosticar que, una vez en el buen camino para la superación de la pandemia, Cantabria puede completar una legislatura histórica para el desarrollo legislativo, para el cambio del modelo productivo y el éxito de la reivindicación al Estado. Un poco de optimismo a la fuerza: lo que no te mata te hace más fuerte.
A la espera de que se disipen algunas de las muchas incertidumbres en la batalla contra la pandemia, los dos partidos que sostienen al Ejecutivo preparan la ofensiva normativa para la segunda mitad de la legislatura.
Para el PRC, la prioridad es la Ley del Suelo. Un modelo flexible que no oponga restricciones al desarrollo de la Cantabria rural, que satisfaga a la clientela regionalista y no inquiete demasiado al PP. Y si diera tiempo en este periodo, el mucho más complejo Plan Regional de Ordenación Territorial (PROT) que fijará los criterios generales sobre las actividades económicas y sociales, los ejes de desarrollo y protección, las obras y servicios, las diversas políticas sectoriales. Los demás partidos creen urgente el PROT, también para la ordenación legal de los parques eólicos, pero el regionalismo, responsable de este impulso energético, prefiere otra ruta más ágil, a través de un nuevo Plan de Sostenibilidad Energética, para llegar al final de la legislatura con 200/250 megavatios instalados. Habrá que ver cómo evoluciona la movilización contra los molinos de viento y cómo se sustanciará la evaluación del impacto medioambiental en parques como el de Garma Blanca.
El PSOE imprime a sus prioridades legislativas un sello más ideológico. Ya ha comenzado un ruidoso debate sobre la Memoria Histórica, está pendiente la Ley de Ciencia y también la de Vivienda, quizá esta última la de mayor calado político, para alentar los pisos protegidos y el arrendamiento. Con respecto al alquiler los socialistas, naturalmente, se alinean con la idea de primar los incentivos que defiende su partido en el Gobierno central, no con la regulación 'manu militari' que propugnan los socios de Unidas Podemos.
Pero el desafío esencial de la legislatura para el Gobierno cántabro está planteado en Madrid, con el Gobierno de Pedro Sánchez, que a día de hoy es el amo del cotarro y quien lleva la batuta. Un día Revilla se queja airadamente de la cuota insuficiente que llega a Cantabria del fondo para ayudar a las empresas y al día siguiente el diputado Mazón tiene que echar el freno y apoyar el reparto para que a continuación, tras negociar con los ministros Calviño y Ábalos, el Ejecutivo dé el visto bueno a un tramo del tren con Madrid y a la obra del Desfiladero de La Hermida.
El tira y afloja se prolongará, al menos, hasta que se conozca el dinero que llega desde la Unión Europea, pero distribuido en Madrid. El PP alerta de que el centro logístico de La Pasiega está en el aire porque el proyecto está muy retrasado. La verdad es que eso también lo dicen, en voz baja, los socialistas satisfechos de la mayor agilidad con la que avanza el Museo de Prehistoria y Arqueología (Mupac), que es su iniciativa estrella entre las aspirantes a los fondos europeos. Otra cosa discutible es que la llamada industria cultural que representa un museo de nueva creación sea una prioridad en estos duros tiempos de pandemia, cuando podrían contemplarse soluciones en edificios ya existentes, desde la ampliación de su actual sede en el Mercado del Este al inmueble de Caja Cantabria en la Plaza Porticada.
En el Gobierno Revilla reconocen que si la pandemia y la crisis se hubieran desatado al final de la legislatura, el desastre electoral hubiera sido inevitable, pero en el momento actual todavía hay tiempo para la reacción. Con la inmunización general frente al virus tirando de la recuperación económica y del empleo, llegará también el inicio de trabajos en La Pasiega y el avance de los proyectos europeos y de las infraestructuras reclamadas a Madrid a lo largo de 2022, el año preelectoral, para llegar a las urnas de mayo de 2023 con buenas perspectivas. Los planes para después de la pandemia están teñidos de buenos deseos, de fe y de esperanza.
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Ana del Castillo
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