Plaza del Muergo
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Loable es que la ciudad de Santander mantenga en su callejero urbano, en el Barrio Pesquero, un espacio así denominadoQué sutileza de nombre. Tan sugerente que ya al pronunciarlo pone en vela los paladares más remisos y las mentes más juguetonas. Muergo se llama aquí a la navaja, por su bivalva forma de plegada albaceteña. Y morguera, a la versión más ruda y basta ... de tan sabroso molusco. Más o menos: la navaja grande, la madre de las navajas.
Los mariscadores apuntarán que hay notable diferencia entre muergo, navaja y morguera. Y de rigor será escuchar sus sabias matizaciones. Que quien sabe, sabe.
Un suponer, Eduardo de Huidobro. Quien, en 'Palabras, giros y bellezas del lenguaje popular de la Montaña elevado por Pereda a la dignidad del lenguaje clásico español' (Santander, 1907), lo define con envidiable galanura:
-«Muergo. Molusco de conchas largas, angostas y amarillentas; por el tamaño y la forma es idéntico al mango de un cuchillo de mesa. Se oculta verticalmente en las playas de arena, y se pesca a la bajamar, con un gancho de alambre. (Vocabulario de Sotileza)».
Y García-Lomas, en su 'Dialecto popular montañés', (1922) le fusila la definición, subrayando que es «vocablo perteneciente al pejino de pescadores. Y al vocablo de Sotileza».
Con tan sólida tarjeta de presentación, loable es que la ciudad de Santander mantenga en su callejero urbano, en el Barrio Pesquero, una plaza llamada del Muergo (producto y apodo), entre la calle del tío Mechelín y la del tío Trementorio. Todo en un plan, como se ve, de lo más pejín o pejino. Y, más concretamente, perediano. Porque Pereda perfila al buril la catadura de la gente del muergo, los mariscadores, al hacer decir a uno de sus personajes que la gente del muergo no está capacitada para la pesca de altura. Y sí para el juego de azar, como se colige de la expresión que el de Polanco incluye en Sotileza: «Que de apoco se ajuega, si no es por Muergo».
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