Pobreza subjetiva

Del 49% que no ha sido rechazado por los funcionarios, se han aprobado 2.458 y están en revisión de documentación otras 2.503. Así pues, al cabo de tantos meses, menos de uno de cada cuatro solicitantes ha visto reconocida la ayuda social, otro no sabe si finalmente se la concederán, y el resto se queda con las ganas. El porcentaje de 24,6 de cántabros con IMV reconocido respecto de los solicitantes es inferior a la media española del 26%, pese a lo cual se nos quiere transmitir algún tipo de mensaje triunfalista. La prestación media por hogar es de 509 euros. El salario mínimo interprofesional de este año son 950 euros.

El IMV va sustituyendo al verdadero IMV preexistente, que eran las rentas básicas cubiertas por las comunidades autónomas. No sabemos muy bien la tasa de relevo, es decir, qué familias que estaban en manos de las rentas básicas han pasado ya al IMV, y si han salido ganando, perdiendo o ni una cosa ni otra con el cambio. No sabemos tampoco qué están haciendo las autonomías con el dinero que queda liberado al no atender ya a aquellos que, acogidos por la Seguridad Social y su IMV, son dados de baja como perceptores de la ayuda autonómica.

Saber todo esto es necesario para evaluar una política pública de tanta importancia y proyección futura. Ni es de recibo que la gente vulnerable pase a manos del Estado con peor situación que tenía con la autonomía, ni tampoco que ahora se combinen unas y otras fuentes para alcanzar situaciones raras y contrarias al espíritu de la normativa. Lo cierto es que recuperar la economía de Cantabria es la mejor manera de que se reduzca esa cifra de miles de beneficiarios actuales o potenciales del IMV.