No podemos más
Suplico justicia ·
Las multas a los agresores no son suficiente para zanjar este tipo de violenciaSecciones
Servicios
Destacamos
Suplico justicia ·
Las multas a los agresores no son suficiente para zanjar este tipo de violenciaEscribo estas líneas con mucha pena y tristeza por mis compañeros agredidos. Con indignación y rabia. Con ganas de una justicia inmediata y firme ... que nunca llega.
El pasado jueves fue brutalmente agredido un compañero médico. Solamente un día antes una compañera recibió otro puñetazo mientras exploraba a una paciente en Urgencias del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.
Desde el asesinato de María Eugenia Moreno, residente de Medicina Familiar y Comunitaria, a manos de un paciente en el centro de salud de Moratalla (Murcia), en marzo de 2009, las agresiones a médicos han ido en aumento en España: más de 5.600 agresiones declaradas a los Colegios de Médicos desde 2011 y agresiones disparadas hasta en un 39 por ciento durante los años de pandemia, según datos del Observatorio contra las Agresiones de la Organización Médica Colegial (OMC) presentados en marzo de este año.
Tal ha sido el incremento exponencial de la violencia contra sanitarios en las últimas décadas, que el Ministerio del Interior activó en 2017 la figura del Interlocutor Policial Sanitario para la lucha contra esta humillante lacra, en coordinación con la Organización Médica Colegial.
¿Qué está pasando? ¿Qué clase de sociedad permite que los médicos sean agredidos mientras desempeñan su profesión? ¿Qué valores, qué educación y qué principios hemos perdido y desde cuándo permitimos que esto ocurra?
No puedo entender qué hemos hecho mal a la hora de explicar a la sociedad que cuando nos formamos para ser médicos, con un mínimo de 11 años dedicados a esta formación, lo hacemos con el único objetivo de ayudar a los demás. No lo hemos podido dejar más manifiestamente claro durante la pandemia: 125 médicos han perdido la vida en su puesto de trabajo.
Suplico justicia. Las multas a los agresores no son suficiente para zanjar este tipo de violencia porque, en la mayoría de los casos, no se aplican. La tibia aplicación de la Ley no es suficiente.
Las agresiones en el ámbito sanitario se unen al cansancio y al hartazgo de la profesión médica. Desde años, manifestamos que nuestros salarios son muy inferiores a los que perciben nuestros compañeros europeos; la precariedad laboral alcanza el 50 por ciento y apenas disponemos de tiempo estructural para dedicar a formación continuada.
Francamente, no podemos más. Según el último estudio promovido por la Organización Médica Colegial (OMC), un 33 por ciento de médicos en España se jubilaría si tuviera la oportunidad porque está harto y no puede aguantar más la presión de los ciudadanos ni la de la miope Administración que genera a la sociedad expectativas inasumibles. Toda aquella ilusión por ayudar, todo aquel entusiasmo con el que iniciamos el camino de la Medicina, acaba fumigado por la realidad que vivimos en nuestros lugares de trabajo.
El mundo entero está al revés: así, hoy vemos conflictos bélicos incomprensibles abiertos estos últimos años hasta llegar al actual en Ucrania, país en el que las ambulancias, los centros sanitarios y los profesionales que trabajan en ellos son ahora objetivos militares, como si fuesen carros de combate o aviones de guerra en vez de lugares en los que se presta ayuda esencial a una población atacada. Es decir, derechos humanos tirados por la borda.
Sabemos que este grave problema no afecta solamente a los médicos. La violencia se extiende a todos los sanitarios en el ejercicio de su actividad y a otras profesiones como los educadores, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, etc...
Me pregunto, con inquietud, quién nos va a enseñar, defender y curar cuando como consecuencia de este tipo de amenazas no queden profesionales para ello.
Suplico a la Justicia que las penas sean ejemplarizantes para quienes abusan de la educación, la tolerancia y la bondad de los demás para imponer su repugnante, repulsivo y nauseabundo instinto violento. Así lo haremos llegar a la Fiscalía General del Estado desde la Organización Médica Colegial para que caiga todo el peso de la Ley, como un tablón, sobre todos aquellos que no actúan con el mínimo comportamiento cívico necesario para una convivencia en paz.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.