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Quién me iba a decir que estaría dándole a la tecla teniendo como referente y horizonte Eurovisión! Pero, me he visto impelido, conminado y animado imperiosamente a hacerlo por no pocos. Y también porque la actualidad se impone. Si cualquiera aterriza en Parayas, tras una ... temporada buscándose el cocido en otras montañas -lo normal en estos tiempos donde el aeródromo santanderino sirve más para huir que para arribar-, contemplará cómo la paradoja hispana luce en todo su esplendor. Un certamen que se denomina Benidorm Fest elije quién irá a Eurovisión representándonos. Un festival europeo donde participa Australia y que nadie dice ver, pero en el que ahora, por arte de birlibirloque nos va la vida. Una edición que gana una canción cuya letra tendría complicado soportar un análisis sintáctico de primaria con su sujeto, verbo y complementos, y cuyo contenido cosifica a la mujer a través de un spanglish comercial. Vamos, completito panorama.
Y con este caldo una cosa es la pasión hispana del conmigo o contra mí de foro tabernario, o el debate y el despelleje en las palestras cibernéticas, donde cada cual se desahoga, cual hincha balompédico, y otra, muy diferente, es que los partidos políticos, tras unos días de vacaciones navideñas y entrado febrero, pretendan llevar el asunto eurovisivo al hemiciclo. Tanto tiempo libre es lo que tiene. Y a falta de asuntos graves... Cada cual quiere arrimar el ascua a su sardina. Aprovechar el revuelo para hablar de lo suyo. En realidad, para que no hablemos de lo de todos. Ponerse de acuerdo en España en cualquier cosa es más difícil que quitarse el abrigo en el asiento de un Seat Panda.
No me cabe duda de que si hubiera ganado otra canción el gallo hubiera cantado por la otra orilla. Hasta CC OO ha estado rauda y veloz desplegando su pancarta a todo trapo. Con el paro juvenil, las pensiones y los salarios viento en popa tienen tiempo para Eurovisión. Lógico.
A menudo escucho el reggaetón o los narcocorridos claramente misóginos e incitadores a la violencia en cadenas de radio y en los inalámbricos de multitud de mozos y mozas, y sin embargo, no contemplo que casi nadie se rasgue las vestiduras. Incluso me llega a sonar que niñas tuteladas por comunidades como la balear, valenciana y madrileña han sido prostituidas. Y no leo grandes titulares.
Tampoco creo que reivindicar a la mujer mientras se lapida a una sea nuestra mejor versión. Y si el asunto es por mujeres, letra y poder del castellano qué mejor que el 'Aserejé'. Y aunque yo prefiera el tomate frito y casero al kétchup, todo será reciclarse. Lo que no veo es de nuevo el 'La, la, la', y adaptarlo 'Lo, lo, lo' se identificaría con el himno patrio y ahí sí que tendríamos otro lío. Y de los grandes.
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