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Los vecinos del barrio El Zapatón han dado una lección magistral aplicando a sus gobernantes un impecable correctivo moral ejercitado con mucho sentido común, pocas ... algaradas y ningún secuestro de ciudadanos con medidas de presión. Han doblado el brazo a los caporales, mostrando un alto nivel de madurez, lección para quienes pueden llegar a mirar por encima del hombro a este barrio de gente humilde, pero con las ideas muy claras. Sin saberlo, han dado vigencia al lema del despotismo ilustrado, que con su «todo para el pueblo, pero sin el pueblo», gobernaba con paternalismo, queriendo ser adivino de los deseos de su rey, a la que trataba de hacer feliz, incluso, a su costa. Los jacobinos mejoraron la consigna con un «todo para el pueblo y por el pueblo», extraordinariamente rematada por Abraham Lincoln, que en el discurso de Gettysburg sentó la base de la democracia: «Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo».
Los regionalistas, y también los socialistas, aceptaron la reprobación y frenaron un proyecto –la construcción de un centro juvenil en un terreno ajardinado– mostrando un inusual signo de humildad en los gobernantes. ACPT –el pastor David–, nuevamente, sobresalió en una oposición ausente y abstraída, presentando una moción que recogía el rechazo de los vecinos. Pérez Noriega, coartífice del abortado proyecto municipal, llegó a decir que si él viviera en este barrio, también se hubiera opuesto al proyecto defendido por su partido; más vale tarde que nunca, aunque sea dejando en evidencia que se pueden defender decisiones aun a sabiendas de que no sean buenas.
Cruz Viadero con un «podéis estar tranquilos, que no se va a construir», además de tejer un argumento preñado de paternalismo, aclaró que la autocrítica no es precisamente su fuerte. Fernández Teijeiro con su «no se puede dar luz verde a un proyecto que perjudica a los ciudadanos» descubrió la cuadratura del círculo, olvidando que lo obvio suele pasar desapercibido, precisamente por eso, por ser obvio. Gómez Morante aseveró que «en política las mayorías no siempre dan la razón», haciendo preterición, por ejemplo, de que los vecinos de Tanos no consiguieron que se quitaran las mercancías peligrosas de su pueblo cuando fue alcaldesa; y es que no se acuerda el cura de cuando fue sacristán. Ricciardello reconoció que se había enterado del proyecto por la prensa, a pesar de que tiene medio secretario y presencia en todas las comisiones; proverbio español: «Decir, me pesó; callar, no». López Estrada pidió perdón por no haber contado con ellos, reconociendo con estimable humildad que, a veces, cuando se cantan alto las propias alabanzas, el tono suele resultar elevado. Resumen, pues, de un Pleno perfectamente condensado en la crónica de El Diario con una frase: «Todo ocurrió como en un cuento de Navidad». Son las fechas, es lo que toca.
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Ana del Castillo
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