Porvenir románico

La ascensión a la zona de aparcamiento de la peña debe de estar más o menos como la dejó el caudillo Tariq en el siglo VIII. Si puede, suba a caballo. La información es muy sumaria. Servicios no hay. La señalización vial de las vaguadas del entorno deja que desear. Veámoslo en positivo: hay materia para proyectos de investigación y de desarrollo local. Aunque forma parte de la España vaciada, la antigua raíz tanto de Cantabria como de Castilla no está lejos de la Autovía de la Meseta en el tramo Alar-Herrera, y hacia oriente de la carretera nacional que, mediante algún ministro cuerdo, podría convertirse en autovía A-73 Burgos-Aguilar.

Más al oriente, por Masa, se puede llegar a Poza de la Sal, cuyos recursos turísticos de castillos y antiguas salinas, camino de Oña (que también veo infradesarrollada turísticamente y fue antaño muy importante como jurisdicción eclesiástica para Cantabria), tienen posibilidades claras si las comunicaciones, dotaciones e impulso a emprendedores se mejoran un poco.

Es claro el dinamismo que todo ello podría imprimir en la comarca de Campoo y Los Valles (en incluso Liébana y Polaciones), donde hay también muchos atractivos relacionados con los de la línea entre Cervera, Aguilar, Amaya, los páramos, Poza de la Sal y Oña. Campoo dispone de yacimientos romanos, arte románico, restos megalíticos, parajes naturales de gran interés, gastronomía... Una futura unión de la A-73 (Burgos-Aguilar) con la A-12 (Logroño-Burgos) pondría en valor para Cantabria, en todo su eje Reinosa-Torrelavega-Santander, el corredor existente entre la parte septentrional de la cordillera ibérica (Montes de Oca, Sierra de la Demanda) y la meridional de la gran cordillera cantábrica (los Obarenes y masas asociadas, cuya protección ecológica fue alegada en su día por la hoy ministra Teresa Ribera para denegar la Autopista Dos Mares entre Campoo y Miranda de Ebro).

Entiendo que la concentración de las gentes cántabras en la franja marinera y algunos grandes valles prelitorales hace que casi nadie piense en «allá arriba», donde, sin embargo, se juega mucho futuro también de lo de «aquí abajo». No somos muy propensos al pensamiento de puntos exteriores estratégicos, a diferencia de los ingleses, que saben que su vida es comunicación con los de afuera y trabajan los sitios clave, aunque estén a muchos kilómetros. Nuestro pensamiento logístico es bastante inferior al de Marco Agripa.

Hay un eje Bilbao-Miranda-Logroño-Zaragoza-Barcelona al que podemos conectarnos de diversas maneras, todas ellas válidas, pero no todas igualmente factibles en plazos y dineros. Ese es un interés común del centro y el sur de Cantabria con el norte de las provincias de Burgos y Palencia. Amaya y los numerosos recursos del entorno podrían dar para mucho más, pero esto no sucederá sin compromisos de todos los interesados en «rellenar» humana y económicamente la España románica. Ha habido aún poco trabajo sobre estas ideas y oportunidades.