PRC-PSOE: toca marcar distancias
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Los aliados del Gobierno intentan exhibir discursos diferenciados y votan distinto en el Parlamento con más frecuencia a medida que se acercan las eleccionesEl debate parlamentario vuelve en febrero como terminó en diciembre, sólo que todavía más estrafalario, con los dos partidos del Gobierno, PRC y PSOE, votando ... distinto todos los asuntos que se discuten en la Cámara. Asoma el desgaste y el hartazgo consustanciales a un largo matrimonio de conveniencia, pero también hay algo de teatrillo de los socios que, cuando se acercan las elecciones, tienen que marcar distancias y mostrar que tienen discursos diferenciados hasta para conmemorar los 40 años del Estatuto de Autonomía. Es algo así como el ciclo natural de la política.
Tres votaciones en el primer acto del nuevo periodo de sesiones y en todas ellas socialistas y regionalistas exhiben sus desencuentros: dos sobre las concertinas y la seguridad en el Puerto de Santander presentadas por ellos mismos y otra sobre el cese del ministro Garzón que propone el PP. Un anticipo de lo que vendrá cuando vuelva a la Cámara la controversia de Garzón con la carne, el deterioro de las líneas ferroviarias de Cercanías o la Ley del Suelo, la más importante de la legislatura, sobre la que el PRC está mucho más cerca del PP que de su aliado socialista, más lo que venga para seguir discrepando. Y para completar el paisaje, las turbulencias municipales, como la moción de censura fallida en Arredondo que es la más reciente pero que no será la última.
Cuando el PSOE reclama en el Parlamento que el presidente regionalista de la Autoridad Portuaria, Francisco Martín, retire las concertinas, y el PRC responde exigiendo más medios alternativos al Gobierno Sánchez, del que depende Puertos del Estado y también la seguridad de las fronteras marítimas, los coaligados se ponen dignos pero el debate suena impostado. Como siempre y más que nunca, dicen los partidos opositores y no les falta razón, en Cantabria hay dos Gobiernos en uno.
El PRC y los demás grupos dicen que el PSOE se queda solo en este tema, pero eso es justamente lo que busca el partido de Pablo Zuloaga: consolidarse como la única voz de la izquierda en el Parlamento de Cantabria, la que defiende a los migrantes en sus tristes peripecias portuarias. Se trata en este caso de impartir doctrina, de enseñar musculatura ideológica cuando se va acercando la cita con las urnas.
Las andanadas de la consejera socialista de Economía, María Sánchez, sobre los riesgos de perder el dinero para los proyectos pendientes de los fondos europeos por falta de controles y rigor técnico en diversas consejerías, pudo parecer otro 'pellizco' socialista al PRC, porque la carga de profundidad iba más dirigida al PRC, pero no del todo. En el PSOE lamentan, con distintos grados de malestar y de dureza, el error de la consejera porque sus consideraciones críticas alcanzan al propio partido, al departamento de Sanidad que dirige Miguel Rodríguez, y al propio Pablo Zuloaga, como máximo responsable de la gestión socialista en el Consejo de Gobierno. Y en el área regionalista, un cabreo considerable. No es sólo que el venerable presidente Revilla reprenda a la joven consejera Sánchez con eso de que los trapos sucios no se airean, sino que se lavan en casa. Es que también ha hablado seriamente del caso con Zuloaga. Así que entre una cosa y otra, la posición de la consejera no parece muy firme.
En los actuales desencuentros entre los coaligados es al PSOE al que se ve más hostil. La firmeza o la subordinación ante el partido mayoritario, el PRC, y ante su líder, Revilla, es desde que ambas fuerzas pactaron por primera vez en 2003 una cuestión que genera un importante debate interno entre la militancia y el electorado socialista.
La humillación sufrida en el órdago fallido por el 'no' regionalista a la investidura de Pedro Sánchez en enero de 2020 fue el momento de más baja autoestima en el PSOE de Cantabria. Ahora, con Zuloaga recién consolidado en el liderazgo del partido y casi en la carrera electoral, los socialistas vuelven a sacar pecho e intentan exhibir discurso propio. También influye, naturalmente, que a quince meses de las urnas, no se contempla una ruptura abrupta si no hay un motivo muy justificado. Uno de los asuntos más delicados en la relación del Gobierno Revilla con el de Pedro Sánchez, la financiación autonómica, no es probable que se dirima antes de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023.
En el PRC se toman las escaramuzas con el PSOE con una cierta filosofía, conscientes de su mayor jerarquía y de que el PSOE no tendrá otro camino en el futuro que prolongar la alianza para mantener su cuota de poder. Y Revilla, aún más tranquilo, con una macroencuesta que le pronostica doce diputados al PRC, que ya supondrían un nuevo triunfo en las urnas, pero que, a juicio del presidente, aumentarán durante la campaña para las urnas de mayo.
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