El precio de no apreciar

No entiendo cómo una ciudad y una comunidad que han impedido un edificio de Moneo pudieron pensar que seríamos capital europea de la cultura. De la arquitectónica, seguro que no. Todo ese espacio lleva años siendo, en mi subjetivo gusto y espero que en el de muchos, feo a rabiar y no aportándole nada a la región.

Mal que bien, todas las autonomías quieren simbolizar su apuesta por la libertad regional situando la Presidencia en edificios nobles y céntricos. La arquitectura posee una función simbólica. Para rezar apenas se necesita nada más que un sitio cubierto, si hace mal tiempo. Pero se han construido catedrales y monasterios que son obras de arte en sí mismas. De este modo, el edificio actual de Peña Herbosa es síntoma de una escasa ambición de la autonomía, su conformismo con lo que sirva para ir tirando, una como vergüenza de estar existiendo. En vez de poesía épica, tenemos prosa de zona de vinos.

Puesto que la autonomía no es una institución auxiliar, sino central, tampoco debe residir en un edificio auxiliar. Demasiadas heladerías tienen mejor emplazamiento que la soberanía de los cántabros y eso debería cambiar, sin perjuicio del heladero, claro.