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Ayer tuvimos una noticia excelente. El IPC adelantado del mes de Abril, baja de forma apreciable y se sitúa en el 8,4%, cuando venía de rozar los dos dígitos. Algo debía saber la Vicepresidenta Nadia Calviño cuando auguró un dato positivo y aseguró que ... no se llegará esos dos fatídicos dígitos. Lo primero es ya una evidencia, aunque sea solo un cálculo provisional, pero lo segundo no está tan claro. Es cierto que los precios de los carburantes se han moderado. También lo es que el tope impuesto al gas permitirá un cierto alivio del precio de la electricidad. Pero hay datos que enfrían el entusiasmo. El primer es que la inflación subyacente, que es la usted padece mayoritariamente en la cesta de la compra, sigue su escalada y va ya por el 4,4%, que es la cota máxima alcanzada desde que utilizamos el euro. Por eso le aconsejo que se olvide de esa fea costumbre, tan de persona mayor, que consiste en comparar precios en pesetas y en euros. No sirve para nada, porque la peseta no tiene inflación y no se puede utilizar como elemento de comparación.

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