De presiones e injerencias

Con lo felices que eran. Hace casi un año, cuando empezaban a explicar lo que se nos venía encima, allí estaba ella, aún desconocida, con su rostro amable y ese tono didáctico describiendo cuál iba a ser su trabajo. Y allí estaba él, tranquilo, confiado, porque seguro que pensaba que, con ella a su lado, la crisis que se avecinaba estaba en buenas manos.

Y así siguieron meses y meses de aparente entendimiento hasta que se rompió el amor. ¿Dónde está el consejero? Nos preguntábamos cada vez que salía en rueda de prensa a lidiar con esas preguntas «incómodas» que tenemos por costumbre hacer. ¿Qué pasaba? «Las injerencias políticas han podido llegar a ser insoportables. He sufrido presiones muy duras», certificó ella horas después de ser destituida. ¿Injerencias políticas (discusiones estratégicas, según él)? No sé por qué no me sorprende. ¿No habíamos quedado en que todas las decisiones estaban basadas en los informes técnicos?

Eso sí, hay que guardar las formas y para eso están los dichosos comunicados: «Miguel Rodríguez agradece a Paloma Navas su magnífica dedicación para establecer los diques de contención de la pandemia». Un parrafito de despedida y a otra cosa mariposa, que (sin ella) «la Consejería de Sanidad inicia una nueva etapa esperanzadora». ¿Con o sin injerencias políticas? ¿Con o sin presiones?