Los Presupuestos de las malas compañías
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El PRC cambia el discurso de la investidura para avanzar en las reivindicaciones al Estado con el polémico apoyo a las cuentas que el Gobierno Sánchez pacta con los independentistas radicalesEn diez meses cambian las circunstancias, el discurso y el voto. Empezaba el año de la pandemia y el diputado regionalista Mazón se pronunciaba en el Congreso contra la investidura de Pedro Sánchez mientras el jefe Revilla españoleaba contra el independentismo irredento, insolidario e insaciable ... que chantajeaba al Estado y acosaba a la Constitución. Ahora Mazón está dispuesto apoyar los Presupuestos para que Sánchez no se enfade con Cantabria y hacerlo con aquellas malas compañías, que se han vuelto todavía peores. Con ERC que vende su voto a cambio de que se erradique el castellano en Cataluña y, si no hay más remedio, también con Bildu que, lejos de condenar los crímenes de ETA, admite con naturalidad que su propósito en esta negociación y en las que vengan es destruir el régimen constitucional del 78.
Para compensar un poco, el PRC ha votado contra la 'ley Celaá' junto a todo el centro-derecha. «Ningún tren es más importante que la unidad de España», advertía Revilla entre aplausos en todos los foros a los que acudía en torno a las últimas Navidades, en vísperas de la sesión de investidura de Pedro Sánchez, que era por entonces un candidato inestable de incierto futuro. Tampoco la ganancia para Cantabria estaba muy clara frente a la presión voraz de los grupos independentistas. Así que Mazón voto 'no' a Sánchez y el PRC aguantó sin inmutarse el órdago fallido del PSOE, del que Pablo Zuloaga saldría vapuleado, con daños que al día de hoy le siguen pasando factura en el partido. Diez meses después, el paisaje ha cambiado sensiblemente. Pedro Sánchez está mejor consolidado en La Moncloa para llegar al final de la legislatura, a pesar de su precaria mayoría, y tiene la llave de la caja, de los Presupuestos del Estado y de los fondos europeos que lleguen después a España para hacer frente a la crisis de la pandemia. Al PRC ya no le conviene la arrogancia de otros tiempos si quiere mantener una relación fluida con Madrid y hasta Revilla tendrá que modular en las televisiones sus críticas al Gobierno Sánchez. El voto favorable del PRC a los Presupuestos del Estado, en comandita con los independentismos radicales, ya se ha incorporado a la discusión política en el Parlamento de Cantabria.
En cuanto tienen la ocasión, el PP, Ciudadanos y todavía con mayor intensidad Vox, afean al partido de Revilla su posicionamiento. Mucho más, por cierto, que al PSOE de Zuloaga, pues ya tienen descontado que los socialistas cántabros están en posición de firmes para lo que Sánchez quiera mandar. El PRC sabe que la opinión pública y la mayor parte de su electorado no aplauden el roce con el separatismo radical en ningún asunto político. Si muchos socialistas tienen atragantado el pacto presupuestario del Gobierno con ERC y con Bildu, urdido por Pablo Iglesias, como lamentan a los cuatro vientos Alfonso Guerra o Guillermo Fernández Vara, aún menos les gustará a los dirigentes regionalistas, porque temen que le suponga algún coste político y electoral. Ahora Sánchez intenta quitar hierro y tomar distancia con el acuerdo con Bildu para frenar las críticas y la desazón en su partido, y también por el cabreo del PNV, otro de sus aliados.
Si el pacto con los proetarras no fructificase, para el PRC sería un alivio, Pero por si acaso le toca hacer pedagogía. En primer lugar, los Presupuestos son imprescindibles para que se sustancien las reivindicaciones que exige Cantabria, que en el proyecto presupuestario no se contemplan de forma suficiente pero que pueden mejorar durante el trámite de enmiendas. Y además, las cuentas del Estado son el instrumento canalizador de los fondos europeos a los que la región también aspira. La necesidad de activar los Presupuestos del Estado se entiende bien. Más difícil es justificar el voto compartido con los enemigos de la Constitución y de la unidad de España. Revilla, que nunca ha contemporizado con las ideas nacionalistas, dice esta vez que prefiere ver a Otegi en la tribuna del Congreso antes que pegando tiros, con ese argumento defensivo tan frecuentado en estos días de que Bildu es un partido tan legal como otro cualquiera. Asegura el PRC que la coincidencia se limita al bien mayor de contar con unos Presupuestos indispensables para enfrentar la crisis, que cuando en el Congreso se debatan asuntos relacionados con la educación (como ya ha sucedido con la 'ley Celaá'), con la justicia, con la defensa del Estado y de la Constitución quedará clara la distancia con ERC y Bildu. Un dirigente regionalista tira de ingenio para subrayar muy gráficamente la diferencia entre el voto coincidente con los separatistas en un trance puntual y urgente como los Presupuestos y la sintonía ideológica de largo recorrido que no existe en absoluto: «No hay que confundir el amor y el sexo».
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