Presupuestos y realidades
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EDITORIAL ·
El incremento de la inversión estatal en Cantabria para 2023 es sustancial, ya que el montante equivaldría a dos puntos de PIB regional, aunque son necesarias determinadas aclaracionesDebe valorarse positivamente que las previsiones de los Presupuestos Generales del Estado para 2023 establezcan en Cantabria un notorio aumento sobre las insuficientes de 2022, y también que ese incremento sea extensivo a capítulos como infraestructuras viarias, ferroviarias y portuarias. Asimismo se estabilizan algunos compromisos ... de la Administración central con proyectos como el Museo de Prehistoria (MUPAC) y el área logística de La Pasiega, que vuelven a recibir consignaciones. Si todo se realiza según lo previsto (hipótesis no menor, ya que la ejecución presupuestaria viene dejando mucho que desear), el Gobierno inyectaría en la economía cántabra, entre unos y otros conceptos, el equivalente a casi dos puntos de Producto Interior Bruto.
Esto, sin embargo, no impide que una segunda lectura produzca una serie de dudas. Si empezamos por el capítulo ferroviario, el notable aumento en Cercanías hasta 41 millones de euros necesita una información de proyectos y objetivos, pues partidas tan súbitamente abultadas han sido a menudo solo el prólogo de una inejecución igual de grande. Los graves trastornos experimentados por los usuarios de estos servicios esenciales merecen dicha explicación. Peor ha sido, desde luego, que, por segundo año consecutivo, el ministerio haya 'olvidado' consignar dinero para la integración ferroviaria de Torrelavega, cuyo convenio entre administraciones se remonta al año 2018.
El ferrocarril de larga distancia también suscita la necesidad de aclaraciones. El de Bilbao, porque no existe ningún tipo de programación. La implementación de una nueva línea parece hoy algo extraordinariamente remoto, en contraste con la relevancia que se le ha otorgado en el discurso político. La línea con Palencia, en cambio, ofrece la ventaja de estar ya en marcha entre Palencia y Osorno. Es al llegar a esta última localidad cuando los Presupuestos se tornan imprecisos. No está nada clara la programación plurianual entre Osorno y Alar del Rey por Calahorra de Boedo. Y la niebla más densa recubre el destino presupuestario del trayecto entre Alar y Reinosa. Dado que se trata de una línea de alta velocidad que el Gobierno español paralizó en 2010, y estamos ya en 2022, tales incógnitas sitúan demasiado lejos en el calendario la satisfacción de las necesidades estratégicas de Cantabria. Y ello, sin contar con que, a partir de 2023, el clima presupuestario y las reglas de estabilidad se pueden endurecer en toda Europa.
En materia viaria, la autovía Burgos-Aguilar está prácticamente abandonada en los planes de los gobernantes. Cantabria seguirá sufriendo muchísimos años la falta de un verdadero acceso cómodo al Valle del Ebro y el norte madrileño vía Burgos. La ampliación de la A-8 desde Laredo hasta Ontón tampoco entra en previsión de ejecución. Dentro de una década, nuestras conexiones con el País Vasco seguirán siendo como hoy: un pésimo tren, limitación a 80 por hora entre Castro y Ontón, colapsos periódicos. Los Presupuestos sí estipulan avances para la ejecución de obras viarias en curso, como la del desfiladero de La Hermida o el ramal de continuidad de la A-67 entre Barreda y Sierrapando, o los accesos al puerto de Raos. El establecimiento de un tercer carril entre Polanco y Santander progresará con lentitud. Y en lo que se echa el resto, con los fondos de Recuperación y Resiliencia de Bruselas, es en obras de conservación y seguridad vial.
Por último, el apoyo a algunos proyectos como La Pasiega o el MUPAC acumula gastos de dos años, por la razón de que en el primero no se ha hecho nada ni consumido la partida. Esto, que el año pasado ofrecía una esperanza, ahora exige un acto de fe.
En resumen, pues, un paso positivo por el aumento del volumen presupuestario y por varios de los conceptos atendidos, pero mucha necesidad de aclaraciones, al tiempo que no son ya de recibo más retrasos en asuntos estratégicos que llevan rodando años o décadas.
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