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C antabria gana' es el lema que preside el congreso que hoy celebra el PRC, aunque también podría haber sido 'Prietas las filas', si no ... fuera por las incómodas connotaciones que evoca esta expresión que dio nombre al himno del Frente de Juventudes. Porque esa es la idea: una exhibición de unidad, de fervor militante y de fe en la victoria en las elecciones que, dentro de seis meses, escenifiquen la apoteosis de Miguel Angel Revilla y del partido que fundó hace 40 años.
Revilla preparaba estos días, de su puño y letra, el núcleo duro de la lista de 59 nombres (más otros tres designados por los jóvenes del partido) que le acompañarán en la nueva ejecutiva que bendecirá este congreso, donde será aclamado una vez más. «Bueno, a lo mejor me sale algún contrincante, aquí se puede presentar cualquiera», decía Revilla con aparente seriedad, aunque no podía evitar que una media sonrisa asomase bajo el bigote del líder que nadie osa discutir.
La noción básica es que en un órgano de dirección tan amplio dará cabida a todos los sectores, clanes y sensibilidades que conviven en el PRC. Los dirigentes principales y de primera hora, además de Revilla, los vicesecretarios generales Rafael de la Sierra y Javier López Marcano y los que representan a las generaciones emergentes como Pablo Diestro, Paula Fernández, Rosa Díaz o Javier López Estrada. Hombres y (más) mujeres, muchos alcaldes y números uno, la Cantabria rural y la urbana, el regionalismo moderado y español, y las pulsiones identitarias que rozan el nacionalismo… O sea, que todas las familias se sumen con entusiasmo a la movilización electoral y que ninguna salga desairada, no como en el congreso de hace cuatro años, cuando en la dirección del partido se produjo una fulminante limpieza de los 'marcanistas' en horas bajas. Veremos. Revilla, entonces y ahora, maneja la batuta.
Los contactos y negociaciones previas, y los trabajos en las ponencias sugieren un clima constructivo de cohesión en este congreso que pretende transmitir una imagen de renovación y modernidad en el regionalismo, en las personas, en los contenidos y en la puesta en escena. Pedro Hernando, el influyente portavoz parlamentario, presidirá de nuevo el cónclave.
Ahora sólo se trata de ganar las elecciones, insisten los dirigentes del PRC, de salir a pelear cada voto, sin excesos de confianza por más que los indicios sean optimistas, entre otros factores por la división interna de todos los demás partidos que acusan la falta de liderazgos sólidos. Lo de la temida e incierta sucesión vendrá después, en la próxima legislatura, mejor si se ejecuta desde el poder, y será el propio Revilla quien marque los tiempos. No faltaba más.
El regionalismo confía en la fuerza conseguida en la región en los últimos años: en sus 41 alcaldes más los otros 11 ayuntamientos en los que cogobierna, en sus 207 juntas vecinales que preside, en los 51 municipios, la mitad del total de Cantabria, en los que encabeza el voto autonómico. Un caudal político muy importante, aunque contrarrestado por las lagunas que arrastra en Santander, el arco de la bahía o la costa oriental, donde la penetración es más baja de la que quisiera un partido que aspira a ser el primero del escalafón.
A los regionalistas les entran sudores fríos ante la posibilidad de que la convulsa política española termine por desembocar en unas elecciones generales coincidentes en mayo con las autonómicas, municipales y europeas, y todas ellas se vean dominadas por el debate entre los cuatro partidos nacionales. No les parece probable, pero tampoco es imposible. Llegado el caso, el PRC también tendría que entrar en liza en las legislativas para evitar en lo posible la dispersión de su electorado en favor de otras fuerzas. A las europeas, sin embargo, no tienen previsto concurrir, al menos por el momento, porque ahí no les importa tanto 'prestar' sus votos.
Así que en el PRC cruzan los dedos y confían en que el escenario del 26-M sea el propicio a sus expectativas. Que el entramado municipal tenga bien amarrados los 70.000 votos que se le asignan y que el carisma de Revilla ponga el resto, al menos hasta los 100.000 de los tres últimos comicios, una cifra que en esta ocasión seguramente les daría la victoria y la oportunidad de formar gobierno con cualquier partido que se ponga a tiro y salgan las cuentas.
Y que no se produzca alguna de esas sorpresas que son frecuentes en las citas electorales, en una u otra dirección. Antes de los comicios de 2015, el PRC no creyó que el PP de Ignacio Diego recibiría tanto castigo en las urnas y que al menos le alcanzaría para sumar una mayoría parlamentaria con Ciudadanos, pero los populares se vinieron abajo y eso les permitió recuperar el Gobierno de coalición con el PSOE. Ahora esperan que en el electorado no esté fermentando el hartazgo de Revilla. Que al histórico líder no se le haya agotado todavía el tirón electoral para aprovechar su última y mejor oportunidad.
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Ana del Castillo
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