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En Nueva Zelanda han dado por eliminado el coronavirus, después de pasar dos semanas sin casos activos de la enfermedad.
¿Cómo lo han conseguido? Para empezar, el 14 de marzo, cuando sólo había seis casos declarados en todo el país, decretaron una cuarentena ... de catorce días a todos los extranjeros que llegaban al país, y prohibieron la entrada de cruceros, a pesar de la importancia del sector turístico en la economía del país. Cinco días después se ordenó el cierre total de fronteras.
Un par de días después se puso en marcha el sistema de alertas de cuatro niveles, que para entonces ya había alcanzado el nivel 2. El sistema incluía medidas a adoptar de forma escalonada, que en ese momento consistían en el cierre de cualquier espacio capaz de albergar más de cien personas y la petición de quedarse en casa para ancianos y personas inmunodeprimidas.
El 23 de marzo, con 102 casos declarados en todo el país, se elevó el nivel de alerta al 3; y se dio el aviso de que pasarían al nivel 4 en 48 horas. Se ponía en marcha una de las políticas de confinamiento más estrictas que se han visto; una cuarentena obligatoria para todos los habitantes del país, donde tan sólo uno de los moradores de cada domicilio podía salir, exclusivamente para comprar artículos de primera necesidad, medicinas, o para acudir al médico. Además, se cancelaron todas las actividades no esenciales, incluyendo escuelas, comercios, industria y servicios.
Se pidió a los neozelandeses que mantuvieran una burbuja de contactos, en principio limitada a las personas con las que convivían. Esa burbuja se ha podido ir ampliando de forma gradual con el descenso en los niveles de alarma, combinada con un sistema de rastreo de contactos de riesgo de contagio débil, que ha resultado esencial para contener el virus.
La medianoche del 8 de junio han sido levantadas todas las restricciones relativas a la distancia social y al desarrollo de actividades económicas, tras conseguir la eliminación del virus. Aún se mantienen cerradas las fronteras a los extranjeros, y los neozelandeses que regresan deben pasar una cuarentena; también siguen en vigor algunas medidas de higiene, el uso de mascarillas en determinadas situaciones y el sistema nacional de rastreo de contactos.
Es difícil reproducir el éxito de Nueva Zelanda ya que se trata de un país con condiciones ideales: país insular, con relativamente poca población y una economía sólida. Pero sirve para demostrarnos que las medidas de confinamiento sirven para derrotar al virus, incluso sin contar con vacunas o un tratamiento eficaz.
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