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Allá, en los albores del siglo XX, don Miguel de Unamuno escribió un ensayo titulado 'El pórtico del Templo' en el que aparece una de las frases más conocidas del que fuera rector de la Universidad de Salamanca: «Que inventen, pues, ellos y nosotros nos ... aprovecharemos de sus invenciones». Ese desacertado pensamiento del gran Unamuno me sirve para parafrasearlo ahora en el título de este artículo: «Que produzcan ellos y nosotros les compraremos su electricidad».
El año 2022 expira y con él la legislatura se encamina hacia ya hacia el fin. Tras años de proyectos, decepciones, polémicas y oposiciones radicales, Cantabria permanece al margen del desarrollo de las energías renovables. Apenas si contamos con un diminuto parque eólico, las placas solares brillan por su ausencia y nada se ha hecho por producir energía mediante embalses o a través de la fuerza de las mareas.
La situación de nuestra región es radicalmente diferente a a la del resto de España. Solamente Madrid ha optado por no implantar aerogeneradores. En el resto de la nación se ha procedido a desarrollar parques eólicos para colaborar en la reducción del CO2 emitido a la atmósfera y, de paso, aligerar la factura del gas de importación.
Lo preocupante es que nuestra comunidad autónoma parece dormitar plácidamente, sin abordar la cuestión de qué modelo energético queremos adoptar. Mientras los hechos demuestran la incapacidad de los gobiernos regionales, de diferentes colores, para dotarnos de un ordenado desarrollo de fuentes de energía verde y los partidos políticos hablan de la necesidad de frenar el cambio climático, los concejales y alcaldes de sus respectivos partidos movilizan a los vecinos para frenar la creación de nuevas fuentes de energías renovables.
Si, como predican, es necesario mejorar el aporte de energías verdes a la producción eléctrica ¿por qué no defienden los proyectos concretos y se enfrentan a los que se oponen, aunque estén bajo sus mismas siglas?
La cuestión de fondo no es otra que la ausencia de una definición medular del modelo económico para Cantabria. Esta semana, el catedrático Pedro Rivero Torre -un cántabro nacido en Guarnizo y que es el mejor conocedor de la problemática del sector eléctrico en España- exponía la cuestión: ¿Qué plan quiere Cantabria para su sector energético? Y desgranaba las alternativas: Dotarse de las fuentes energéticas posibles y asumir los costes que ello conlleva o definir la comunidad como una isla energética que dependa de otras zonas de la nación, en esa importante materia.
Lo importante es elegir un camino para armar unos planes de desarrollo industrial, turístico, agropecuario... que, en cualquier caso, tienen una fuerte implicación con el suministro eléctrico. Pedro Rivero dijo, en el Ateneo de Santander, en una conferencia organizada por la asociación Foramontanos Siglo XXI, que nuestra comunidad autónoma tiene ventajas que pueden ser importantes para el futuro: Por una parte, el no haber contado con plantas de producción de energía a base de carbón o petróleo, evita las consecuencias del cierre de esas centrales que padecen otras provincias españolas como Aragón o Asturias. Por otra, el retraso en la carrera por dotar de fuentes renovables a Cantabria permitirá, en el futuro, que los aerogeneradores que se proyectan ubicar sean mucho más eficientes que los que existen en otras zonas de la geografía nacional.
Lo que si dejó claro Rivero es que Cantabria es una de las zonas del mundo en la que más dificultades existen para aprobar un proyecto de generación de energía mediante molinos de viento. Esos escollos burocráticos ahuyentan a posibles inversores que han visto el resultado obtenido por otras empresas homónimas, que en muchos casos han desistido de sus planes o los han visto rechazados, tras unos costosos procedimientos de ingeniería e informes jurídicos.
Cantabria se asoma a las elecciones que suponen el final de una legislatura y el comienzo de otra. En esa encrucijada deberían aclararse las incógnitas y definirse un modelo de desarrollo. Pero no un modelo construido con palabras, sino con hechos. Mientras los partidos políticos que afirman estar a favor de las energías verdes no sean capaces de desautorizar a sus militantes cuando éstos se oponen a un proyecto concreto de parque eólico o fotovoltaico, nada se habrá avanzado para que Cantabria se acerque a los niveles de autogeneración que tienen otras regiones.
Es importante resaltar que la electricidad es el motor de la economía. Afecta a la industria, el turismo, la agricultura... El mundo lo mueve la energía y ésta se genera por diferentes medios pero acaba convirtiéndose en electricidad.
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