Borrar

En el mes de enero de 1989, recién llegado a los juzgados de Santander procedente de Lérida, la secretaria del juzgado, salmantina de nacimiento y de vocación, me presentó a César Tolosa como un magistrado segoviano destinado en un juzgado de lo social. «Llegará lejos», ... me dijo. No tuve más trato con él hasta que se constituyó el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria en mayo de 1989 y pasó a formar parte de la Sala de lo Civil y Penal bajo la presidencia del magistrado Claudio Movilla, primer presidente de este órgano. Pero la relación frecuente con César Tolosa se inició cuando ambos formamos parte de la Sala de Gobierno, él como miembro nato al haber accedido a la presidencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo sucediendo a su anterior presidente, Manuel Campos Sánchez-Bordona, y yo como juez electo. Dicha Sala era conocida por su buen hacer, reflejo de la excelencia jurídica de sus integrantes, de todos ellos, los ya citados y el magistrado José Navarro Sanchís, promovidos posteriormente a magistrados del Tribunal Supremo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Un pronóstico certero