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Hay que intentar presentar los mejores candidatos, pero lo más importante es la tendencia política nacional, y ahora no tiene buena pinta'. Esta reflexión realista ... es ampliamente compartida en las filas del PSOE, que asiste al desgaste de Pedro Sánchez y de su Gobierno, sometido a a las inclemencias económicas y las presiones del socio podemita y de los nacionalistas irredentos que le sostienen en el Parlamento. Hasta los barones mejor valorados, como el manchego Emiliano García-Page, lamentan las malas compañías y la preocupante deriva del partido en las vísperas de un nuevo ciclo electoral. Los sondeos dibujan una trayectoria declinante, con la excepción del CIS que dirige nuestro paisano José Félix Tezanos, quien con más voluntad que crédito ha devuelto al PSOE al primer lugar en el escalafón político y proclamado a Sánchez ganador del debate en el Senado frente al nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Por el caudillo, lo que haga falta.
El PSOE no sólo tiene las principales candidaturas en el aire sino que, además, retrasa las primarias que han de decidirlas en diversos territorios, y por consiguiente también las campañas de largo recorrido. En Madrid han aplazado la interna hasta que Pedro Sánchez bendiga al 'mirlo blanco' capaz de desalojar al PP de Almeida del Ayuntamiento de la capital. En Cantabria, Pablo Zuloaga justifica el retraso en que hay que dar prioridad a los presupuestos, que no deja de ser un trámite obligado todos los años, y a las leyes y proyectos que hay que poner en marcha. El argumento suena poco convincente a los socialistas más escépticos que sospechan maniobras de Zuloaga y su equipo para colocar gente de su cuerda en las primarias.
Por ejemplo, en Santander, donde el PSOE se maneja por libre, sin atender las órdenes del aparato regional. La ejecutiva santanderina ya ha materializado su apuesta para que el actual portavoz, Daniel Fernández, sea el candidato en 2023. En 2019 fue el número cinco de la lista, pero los cuatro primeros se fueron borrando uno tras otro y él se ha volcado en las tareas de oposición con el objetivo de encabezar el cartel electoral la próxima primavera.
Pedro Casares, entonces candidato, se fue al Congreso para consolidar su futuro político en Madrid y ha defendido la candidatura de Fernández en las instancias que toman decisiones en el partido. Ainoa Quiñones, número dos en las últimas elecciones, renunció también al acta de concejal para ser delegada del Gobierno y ahora ha dicho a sus compañeros de Santander, y también al oficialismo que la ha sondeado, que no quiere ser candidata porque Fernández es mejor para esa misión. Es inevitable evocar el chiste: 'Pasa tú, que a mí me da la risa', cuando los jefes dejan al joven portavoz municipal la responsabilidad de competir con Gema Igual, clara favorita en los comicios electorales de mayo en la capital cántabra.
En Torrelavega, el aplazamiento de las primarias tampoco ha sentado muy bien al secretario general, José Luis Urraca. En el partido interpretan que el retraso no conviene a sus aspiraciones de ser candidato, porque su liderazgo está en discusión. Desde el propio oficialismo podría alentarse un candidato alternativo a Urraca.
En cambio, el grupo crítico que se dejó sentir en los rifirrafes congresuales y en la formación del nuevo Comité Regional no tiene previsto presentar batalla en estas primarias. Su idea en la capital del Besaya es que unos u otros representantes del oficialismo se estrellen solos en las urnas de mayo sin darles la coartada de que las riñas internas perjudican a la causa. O sea, una visión bien pesimista.
Ese planteamiento podría extenderse a las primarias regionales en las que Pablo Zuloaga debe consolidarse como candidato autonómico. De momento, es el más rezagado entre los barones que se postulan como candidatos en el resto de España. En el partido, la opinión mayoritaria es que no tendrá competencia, aunque los más críticos creen, o prefieren creer, que su gestión orgánica y gubernamental es pobre, por lo que no hay que descartar la posibilidad de que Ferraz intervenga para imponer otro aspirante alternativo. Francamente, que a Zuloaga desde Madrid 'le hagan un Ruth Beitia' como a la popular Sáenz de Buruaga en 2019 suena demasiado fuerte.
Para Zuloaga, o para quien sea, el desafío electoral es muy complicado. En 2019 el PSOE creció de cinco a siete diputados con un sanchismo más pujante y por la desaparición de Podemos, y renovó su pacto de gobierno con el PRC. Ahora la coyuntura es más delicada, con la tendencia nacional negativa, con la incertidumbre en el rendimiento electoral de Santander y Torrelavega, por no hablar de otros municipios inmersos en conflictos internos o de gobierno como Castro Urdiales o Camargo, y con Unidas Podemos, esta vez en una sola lista, rozando el umbral de la representación parlamentaria. A lo mejor la izquierda radical no llega al Parlamento, pero es posible que le reste al PSOE unos miles de votos que pueden significar el fracaso electoral.
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