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Los altos comités del PSOE, el federal y el regional, lucen el pomposo marchamo de máximos órganos del partido entre congresos, pero eso tenía sentido ... antes, cuando sus miembros se tomaban más en serio las funciones de debatir y evaluar la gestión, y acotar la autoridad de los secretarios generales y sus equipos dirigentes. Luego el mecanismo de las primarias se lanzó a fabricar caudillos que desdeñan los órganos de gobierno partidarios salvo para movilizar a las tropas cuando los desafíos electorales, las autonómicas y municipales de mayo, y las generales cuando toque, tienen mala pinta.
Pedro Sánchez ha convocado al Comité Federal para impartir doctrina, para pedir al partido que meta una marcha más en la carrera electoral y para comunicar los cambios orgánicos que los medios ya habían difundido días antes. Ni la Ejecutiva elegida en octubre ni la remodelación gubernamental ejecutada el verano pasado han sido eficaces, a juzgar por la secuencia de derrotas en las urnas culminada dolorosamente en Andalucía. Amortizada Adriana Lastra y otros portavoces socialistas, Sánchez encomienda vender la acción política, ideológica y económica del Gobierno a varios ministros, con María Jesús Montero y Pilar Alegría al frente, y a Patxi López, siempre dispuesto a aceptar un cargo, lo mismo si se lo ofrece su viejo adversario interno, Pedro Sánchez, que si se lo regalan los enemigos del PP, a los que luego desprecia. El Comité Federal ni siquiera ha tenido que ratificar los cambios, sólo tenían que aplaudir.
En Cantabria, Pablo Zuloaga no tiene el poder casi omnímodo de Sánchez. Tal vez por eso ha convocado al Comité Regional en mitad de un 'puente' de finales de julio como si no quisiera, por decirlo suavemente, que la afluencia se desbordase.
En fin, se trata de intentar reforzar la unidad y la cohesión del partido, de movilizar a la militancia cuando apenas faltan diez meses para las elecciones. En un contexto difícil por los efectos de la pandemia y la guerra, hay que publicitar la acción del PSOE en el Gobierno Sánchez, como los impuestos a la banca y las eléctricas, y en el Gobierno de Cantabria, desde las leyes ideológicas al Mupac, el Centro de Arte Rupestre en Santillana del Mar, la terapia de protones, el Bono Joven… y todos los proyectos de la superconsejería de Zuloaga que se promocionan desde la pantalla gigante que cuelga en la fachada del Palacio de Festivales, una suerte de emblema del poderío socialista.
En las familias críticas, sin embargo, se lamenta la escasa impronta socialista en el Gobierno, más allá de la potente área cultural. Al entregar al PRC la Consejería de Educación y las principales empresas públicas, ya no es el PSOE que manejó durante años el 80% del Presupuesto de Cantabria. De la nueva Ejecutiva, a la que se incorporaron varios alcaldes importantes en el congreso de diciembre, los críticos no perciben una labor significativa en estos meses.
A la expectativa de las primarias electorales, los factores de preocupación son abundantes. Por ejemplo, en los municipios. En Santander no está aún claro el candidato, aunque sí el liderazgo en torno al triunvirato que forman el diputado nacional Pedro Casares, la delegada del Gobierno Ainoa Quiñones y el portavoz Daniel Fernández, que además ha negociado el apoyo del grupo crítico de Eva Díaz Tezanos. Desde el entorno de la Ejecutiva regional promovieron meses atrás una encuesta misteriosa a ver quién daba mejor en el cartel: Daniel, Ainoa, la consejera Ana Belén Álvarez y el histórico Francisco Fernández Mañanes, que ha dado mucho que hablar al trasladar su ficha militante de Camargo a Santander. En el PSOE de la capital piensan que Daniel Fernández será el candidato si no hay interferencias.
En el PSOE de Torrelavega, siempre tan batallador, es probable que haya competencia por la candidatura, lo difícil es que puedan recuperar la Alcaldía que ganó el PRC de Javier López Estrada. En Camargo, la alcaldesa Esther Bolado navega al borde de la moción de censura y en Castro Urdiales aventuran la posibilidad de pugna interna. De los cinco municipios de más de 20.000 habitantes, es en Piélagos, con Verónica Samperio como regidora, donde el PSOE parece más consolidado.
Sin un avance significativo en los municipios más poblados, y principalmente en Santander, no es posible mejorar los resultados autonómicos. Zuloaga, que no debe tener obstáculos para repetir como candidato, logró en 2019 siete escaños, dos más de los que tenía el PSOE. La desaparición de la izquierda radical, los tres diputados de Podemos, favoreció el crecimiento socialista. Los sondeos han asignado a Unidas Podemos un 5%, justo el umbral para acceder a la Cámara y la última encuesta del CIS les concede un crecimiento importante y eso no es una buena noticia para el PSOE.
El declive de Pedro Sánchez y de las siglas socialistas en la política nacional es alarmante, porque sin duda ese factor influye, para bien o para mal, en las urnas regionales. A los socialistas sólo les vale sumar con el PRC de Revilla.
Así que cada vez que el regionalismo se deja querer por el PP, cada vez que se especula con un posible pacto entre los dos principales partidos, a los dirigentes del PSOE les entra un escalofrío premonitorio de lo desapacible que resultaría quedarse a la intemperie. O sea, su plegaria es la del chiste: 'Virgencita, que me quede como estoy'.
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