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El Diario Montañés del pasado cinco de junio, en una información de Ernesto Sardina, recogía que «Campoo de Enmedio ampliará a dos carriles el puente que une Matamorosa con Reinosa... Se trata de una actuación largamente demandada por los vecinos de Matamorosa y muy ... necesaria para dar servicio a los vehículos pesados que acceden a la zona sur de Reinosa desde el municipio vecino». Efectivamente, la obra parece justificada, pero se trata de una actuación sobre uno de los pocos puentes del siglo XVI (Aramburu y Alonso 1994) que quedan en Cantabria y con una larga historia de servicio a las comunicaciones de la región, con lo que el respeto a la integridad, tanto material como visual, de la obra de fábrica de sillería debe ser absoluta.
Este impar puente es una gran estructura de piedra de unos 93 metros de largo que salva el río Híjar, afluente del Ebro, en el linde sur del municipio de Reinosa con Campoo de Enmedio; está conformado por una excelente fábrica de sillares de arenisca, compuesta por ocho bóvedas de medio punto, de nueve metros de vano, y siete pilas de tres metros de espesor, que presentan tajamares de sección ojival aguas arriba de la corriente, y rectangular una vez que esta ha superado el puente. Los mismos configuran apartaderos a nivel de la calzada, que permitían a los caminantes resguardarse de los vehículos y estaban situados a modo de miradores sobre el cauce.
Cuatrocientos años acompañan a esta singular y larga estructura, contemporánea del puente de Arce, BIC de Cantabria, del de Solía, cuyas ruinas están protegidas, del largo puente de San Vicente de la Barquera y del de Liérganes, entre otros. Este puente ha sido trascendental para las comunicaciones de Cantabria con Castilla hasta finales de los años 80 del siglo XX, en que se hizo la variante de la carretera nacional N-611 al paso por la ciudad de Reinosa y el lugar de Matamorosa, luego reconvertida, en la primera década del siglo XXI, en la autovía Cantabria-Meseta A-67; todavía hoy, es importante para el tráfico local de Campoo, como muestra la ampliación que nos ocupa.
Esta estructura fue el punto final del importante camino real entre Santander y Reinosa, que se puso en servicio en 1753, la primera de una serie de infraestructuras viarias que se construirían a lo largo del siglo XIX para articular las comunicaciones de Cantabria con las regiones vecinas y comunicar entre sí sus valles interiores. En 1754, Marcos de Vierna, el constructor del citado camino real, en un informe sobre las obras realizadas en el mismo, escribe sobre este paso: «... sigue el camino hasta el puente que llaman de Matamorosa sobre el río Ijar; cuya fábrica es antigua, por lo que se hallaba deteriorada, y habiéndose reedificado lo que faltaba, dio punto en él la gran obra del camino...».
Desde este momento, hasta la inauguración de la conexión ferroviaria de Santander con Madrid, en 1866, por el puente circularon miles de carros que transportaban hacia el puerto de Santander, primero las lanas burgalesas y, después, los trigos y harinas palentinos, y retornaban productos de La Montaña y ultramarinos hacia Castilla. Ha sido el soporte de la importante carretera hacia Palencia y Valladolid.
En 1937, durante la Guerra Civil fue destruido parcialmente, en concreto la pila segunda y la bóveda tercera (Biblioteca Nacional de España). Después, a comienzos de los años 90 del siglo XX, fue cegada la bóveda más próxima a Matamorosa, para ampliar la vía que se dirige hacia el este, al polígono industrial de Reinosa, y ocupar parte del cauce del río con un aparcamiento; con lo cual hoy día sólo presenta siete ojos al paso del Híjar.
El ayuntamiento de Campoo de Enmedio que propugna esta necesaria ampliación, es consciente de la importancia patrimonial e histórica del puente y, manifiesta que la intervención «deberá adaptarse al entorno y condiciones estéticas del actual puente», y apunta que «la solución adecuada podría ser la ejecución de una nueva plataforma mediante losa de hormigón de ocho metros de anchura apoyada sobre micropilotes y vigas de hormigón...». Creemos que esta nueva estructura debiera concebirse de modo que las vigas no descuelguen por debajo del plano de las actuales impostas que marcan la rasante del puente actual, de modo que queda garantizada la visión total de las actuales fachadas de la estructura de piedra; algunas desafortunadas intervenciones, que no han tenido en cuenta esta premisa, y poco respetuosas con la fábrica original, han ocultado a la vista las claves y parte de los arcos de embocadura de la estructura primigenia.
Finalmente, y dada la gran importancia de este puente histórico, sería necesario un estudio de caracterización arqueológica: documentación en archivos, tipos de labra, marcas de maestros canteros, cata para conocer la sección de la calzada original y recrecidos, canteras de procedencia de la piedra, etcétera. En resumen, aprovechar esta ampliación para poner en valor esta singular estructura de Campoo.
Firma el artículo: Luis Villegas, Joaquín Mantilla, Fernando Mantilla, José M. Cubría, Alberto G. Hoyos, Ignacio Rosales, Annibal G-Riancho, Merche Fernández, Miguel de la Fuente, Aurelio G-Riancho, Esther Sainz Pardo, Manuel G. Alonso, Sara G-Riancho, Rosa Coterillo, Ramón Maruri, María José Trimállez, Angelines Basagoiti, Lino Mantecón, Javier Marcos, Carmen Moro, Esperanza Botella, Orestes Cendrero, Ana Trimállez, María García Guinea, Ana Martínez, Carlos Arteaga, Juantxu Bazán, Marina Bolado y Juan López-Ibor.
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