La puerta de 'Tannhäuser' y el Plan General de Santander

El ya mítico discurso del replicante de la película 'Blade Runner' antes de morir bien puede introducir la reflexión sobre el tema de la innovación en el Plan General de Santander (PGS). Hace referencia también a 'Tannhäuser', una ópera de Richard Wagner que sirve para abrir la puerta de su búsqueda de la «gesamtkunstwerk» (obra de arte total), que integraría todas las artes conocidas en una única manifestación, con vinculaciones directas incluso con la arquitectura (su teatro de la ópera de Bayreuth así lo pone de manifiesto), y que representó un importante momento de innovación artística.

La innovación es un concepto vinculado, básicamente, a la alteración de algo introduciendo novedades (DRAE), si bien la interpretación más actual del término parecería relacionarlo única y exclusivamente con el cambio desde lo tecnológico, como si no fuera posible variar algo de forma novedosa si no se hace sin introducir lo digital de por medio. Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) poseen, sin duda, una trascendencia relevante en la actualidad en el tratamiento de datos, y su incorporación a la gestión del PGS permitirá mejorar tanto el conocimiento actualizado de la ciudad como la mejor transmisión de la información urbanística de que se disponga en cada momento, pero también hay innovación más allá de ellas.

Santander, ciudad_i[nteligente], es un excepcional laboratorio de toma de datos que ha de conseguir no solo extraer esa información bruta sino manejarla para que puede volcarse en una mejora permanente para la ciudadanía en sus usos y prácticas, como fuente de información útil, por un lado, y como incremento de la calidad de vida, por otro, con la puesta en práctica de medidas derivadas del análisis de datos y encaminadas a esos fines cívicos. Los datos cuya medición y control forman parte del núcleo central del concepto de ciudad_i no suelen tener una aplicación inmediata en términos de urbanismo del día a día, pero sí permiten conocer la posible incidencia de esos datos sobre un modelo ciudadano que responda a ese conocimiento de cómo funciona de la ciudad.

Más allá de lo tecnológico, innovar implica cambiar pautas de pensamiento en relación con el urbanismo tradicional, el que se hacía con la idea casi única de clasificar nuevos suelos para producir crecimientos y desarrollos urbanísticos ex-novo, y empezar a pensar en que una ciudad intermedia como Santander, con sus 173.195 habitantes a fecha de 21 de octubre de 2021 (veinte mil menos que hace quince años), ha de plantearse, más bien, cómo actuar sobre la ciudad existente, la ya construida, para mejorar la calidad de vida de sus usuarios, ya vecinos, ya residentes, ya visitantes.

El modelo de ciudad densa, compacta y compleja es el que debe recibir la máxima atención para introducir esa innovación que representará saber que el espacio público de la ciudad ha de ser el ámbito propio del peatón y de su actividad cívica, entornos inmediatos a su lugar de residencia con desplazamientos a pie que no deberían sobrepasar el cuarto de hora para su actividad más habitual. Indudablemente, esto también es innovación, la más notable en este momento, probablemente, y la ciudad de proximidad ha de ser la gran novedad del PGS, norteado hacia la consecución de ese objetivo.

El ingrediente del cambio climático y la resiliencia frente a él también constituyen elementos de clara innovación en los procesos urbanísticos y en la propia ciudad, especialmente cuando ya tienen efectos visibles en ciertas ocasiones sobre espacios que nos son conocidos. Manejar esas variables, obviamente con toda la ayuda que las TIC aportan para su conocimiento y simulación científica para su estudio y la previsión de acciones frente a ellas, será otra pieza más del complejo puzle que da lugar al PGS como resultado final de toda esa integración de novedades sobre la forma de ver, analizar, conocer y formular un futuro urbano buscando, si es que fuera alcanzable, la mejor «gesamtkunstwerk».