La puñalada y las coartadas

La traición madrileña ha proporcionado sólidas coartadas para la ruptura a los dirigentes descontentos de Ciudadanos Cantabria. A la diputada regional Marta García, ganadera y pequeña empresaria de turismo rural, le ha faltado tiempo para dejar el partido con un portazo. Y la verdad es que le sobran razones después de batallar en primera línea en la campaña contra la expansión sin freno del lobo. Otra cosa es que a sus compañeros en la dirección del partido en Cantabria les parece que se ha dado demasiada prisa en marcharse, sin margen para una puesta en común de la situación. García tiene un perfil político valioso que no pasa desapercibido en otras formaciones; por ejemplo, en Vox, donde tiene amigos que la avalan.

Rubén Gómez, animoso exdiputado autonómico y nacional, deja la secretaria general de Ciudadanos Cantabria. El lobo es más bien el último sapo de los muchos que ha ido tragándose en los últimos tiempos en sus relaciones con Madrid. Mientras en el ámbito municipal se suceden las bajas, el líder regional, Félix Álvarez, con más moral que el Alcoyano, intenta reconducir la posición nacional del partido sobre el lobo. Javier Ceruti, el portavoz en Santander, ya se sabe que nunca ha estado satisfecho con el pacto de gobierno municipal con el PP, pero sus compañeros apuestan a que seguirá disciplinado las instrucciones de la cúpula del partido hasta el final. Que con la que está cayendo, no puede faltar mucho.