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El 23 de abril se conmemoró el Día del Libro condicionado por la pandemia, aunque se pudieron celebrar algunas actividades orientadas al fomento de la lectura y a recordar al ilustre don Miguel de Cervantes Saavedra, autor de 'El Ingenioso Hidalgo don Quijote de ... la Mancha'. Desde su publicación en 1605 (la segunda parte en 1615) el interés por esta novela no dejó de crecer hasta alcanzar una notoriedad que hoy habría sobrecogido al escritor alcalaíno. Las ediciones se multiplicaron rápidamente: críticas ilustradas, para adolescentes, para estudiantes, para niños...; de igual forma las traducciones, desde la primera al inglés de Thomas Shelton en 1612 hasta superar más de cien lenguas (algunas tan minoritarias y extrañas como el afrikáans, el badjoé, el ibo o igbo, el panyabí, el suajili, el wólof, el yidis...) y convertirla en una obra universal siglos antes de la globalización. La estela proyectada por el 'Quijote' ha sido extensa e intensa, desde el momento en que se editó impactó a miles de lectores de condiciones y épocas diferentes, y algunos, seducidos por la inquebrantable personalidad del caballero manchego, han ofrecido interpretaciones personales que han contribuido a acrecentar la grandeza de la novela.
Los primeros lectores rieron con enorme fruición las extraordinarias aventuras del caballero manchego al tiempo que se iniciaban estudios filológicos y literarios que tanto han aportado a la historia de la lengua y literatura española. Lecturas posteriores, efectuadas por decenas de filósofos de todos los signos y tiempos como los hermanos Schlegel, Schopenhauer, Hegel, Kierkegaard, Unamuno y Ortega y Gasset, generaron profundas reflexiones que revelaron su sentido más trascendental.
Considerada la primera novela moderna, sus huellas son visibles en centenares de escritores de origen, géneros literarios y estilos muy diferentes como los grandes novelistas del siglo XIX: Dostoievski, Turguenev, Stendhal, Balzac, Flaubert, Dickens, Galdós, y del XX: Unamuno, Machado, Azorín, Rubén Darío, Kafka, Nabokov, Kundera, Borges, García Márquez, Eduardo Mendoza o Torrente Ballester. Desde la primera edición ilustrada de la RAE en 1780 ha alimentado la inspiración de decenas de pintores, grabadores, escultores, dibujantes, tapiceros, ceramistas, bordadores... como Gustave Doré, Goya, Chagall, Cézanne, Picasso, Dalí, Antonio Saura, Benjamín Palencia, Barceló, Roberto Orallo, Eduardo Arroyo, Navarro Baldeweg, Mingote..., que han creado una amplísima y fascinante iconografía del caballero y del escudero con los lenguajes artísticos y estilos más variados, de la cual una muestra muy representativa se puede contemplar en el Museo Iconográfico de Guanajuato, creado y donado al pueblo de México por el santanderino Eulalio Ferrer. Ha inspirado a compositores de todas las épocas, de todos los géneros musicales, estilos y nacionalidades como Richard Strauss, Guridi, Joaquín Rodrigo, Ravel, Donizetti, Falla, Halffter, Ruperto Chapí, Moreno Torroba, La Fura dels Baus, el Mägo de Oz, o el grupo Tragicomi-K, incluso Serrat musicalizó el poema 'Vencidos' de León Felipe. En el cine, en la televisión y en la animación las adaptaciones desde la primera versión en el cine mudo hasta las más recientes en la plataforma Netflix han sido constantes; actores como Peter O'Toole, Fernando Fernán Gómez, Antonio Ferrandis, Fernando Rey, Alfredo Landa, Johnny Depp, Cantinflas, José Sacristán o Rudolf Nuréyev han dejado interpretaciones memorables en filmes dirigidos por Orson Welles, Jesús Franco o Manuel Gutiérrez Aragón. A pesar de tantos nombres, la lista está muy incompleta, pero sirva como referencia para valorar la extraordinaria acogida que tuvo y sigue teniendo la novela cervantina.
Cervantes enterró a su héroe y terminó así con los libros de caballerías, pero el Caballero de la Triste Figura no murió, el testimonio de su vida se ha perpetuado durante cuatro siglos porque nunca fue derrotado, como dijo Hemingway: «Un hombre puede ser destruido pero no derrotado» y este es su caso. Su tragedia ha sido interpretada como la de un 'loco estrafalario' o un 'loco cuerdo' («su locura es una forma superior de cordura», dijo de él Juan Goytisolo); los filósofos alemanes del Romanticismo desvelaron su significado más profundamente humano: el idealismo solidario, generoso, cortés, humilde, comprometido con la defensa de la justicia y la libertad de don Quijote («el símbolo más alto del género humano», según Unamuno), frente al materialismo de Sancho. Ambos estereotipos han sido asumidos universalmente y los recoge el Diccionario de la RAE, 'quijote': «Hombre que, como el héroe cervantino, antepone sus ideales a su conveniencia y obra de forma desinteresada y comprometida en defensa de causas que considera justas»; y 'sanchopancesco': «Falto de idealidad, acomodaticio y socarrón». Considerada la mejor novela de todos los tiempos, siempre ha habido y habrá motivos para su lectura, el Día del Libro es uno pero no el más importante. Hoy, en plena pandemia, la necesitamos porque nos enseña a ser perseverantes y no desfallecer en la lucha contra la adversidad y así mantener la esperanza de que llegarán tiempos mejores.
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