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No se la pierdan. Me refiero a la exposición que sobre Benito Pérez Galdós se muestra estos días en la Biblioteca Central. He tenido la ... suerte de disfrutarla con la entusiasta explicación de su comisaria, Raquel Gutiérrez Sebastián, que nos ha contado cosas de este gran escritor, un «ilustre santanderino» que veraneó en la ciudad cuarenta largas temporadas, las últimas de ellas en una casa que se hizo construir en la que sería la avenida que lleva su nombre y que llenó de vida literaria creando en ella la mayor parte de su obra narrativa, y de vida social recibiendo a escritores, artistas, intelectuales y otros personajes famosos, entre ellos dos de sus mejores amigos, José María de Pereda y Marcelino Menéndez Pelayo.
Es precisamente todo lo referido a su casa, a su 'San Quintín', lo que más me ha impresionado. De aire montañés e indiano, disponía de sótano, planta baja (donde estaba su escritorio) y dos alturas. Nos dice Raquel que en su jardín-huerta se solazó́ como hortelano cultivando remolachas, patatas y pimientos. Tenía además un pino con horquilla para colgar una hamaca, hortensias, madroños, un álamo y un laurel a cuyos pies enterraba los perros que le acompañaron en su vida: Canario, Napoleón y Tito. Amante de los animales, también tuvo palomas mensajeras, cabras y dos gansos: Rinconete y Cortadillo.
De esa casa, que hubiera podido ser un foco cultural de excepcional valor, sólo se conserva el banco de azulejos que había en el jardín junto al muro original y el nombre de la propiedad. Aunque hubo quienes se percataron de su valor, la guerra civil, la penuria económica y el desinterés de las nuevas instituciones derrumbó el proyecto público de mantenerla en pie y finalmente se vendió a un particular. Al menos se salvó el mobiliario, los libros y los manuscritos, parte de cuyo material sirvió para crear en Gran Canaria la Casa Museo de Pérez Galdós.
Fue una gran oportunidad perdida para Santander, pero al menos, como decía Raquel, aún nos queda la Casa Museo de Menéndez Pelayo. Cuidémosla, por favor.
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Ana del Castillo
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