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Dicen que la frase de «Madrid al cielo» tiene que ver con las mejoras urbanísticas que Carlos III hizo en la capital del reino, aunque ... también se lo atribuyen a unos versos del dramaturgo Luis Quiñones de Benavente que vivió entre los siglos XVI y XVII. Claro que eso poco importa para explicar el título de este saque de esquina que señala otro punto de partida para alcanzar la gloria, en este caso deportiva, y que se refiere al acierto del Racing a la hora de traer a España entrenadores extranjeros que se fueron a triunfar a otros destinos, y triunfar con mayúsculas.
Son tres los casos de grandes técnicos extranjeros que desembarcaron en España por Santander y de la capital cántabra pusieron rumbo a otros equipos para hacerlos campeones. Ocurrió primero con Mr. Pentland, el entrenador que en la temporada 1921-22 lo cambió todo en el Racing, el hombre que inyectó autoridad y disciplina y que después de su etapa racinguista se fue a Bilbao para llenar de títulos de Copa y Liga las vitrinas del Athletic Club. Ocurriría con O'Connell, que logró meter al Racing entre los diez fundadores de la Primera División en 1929 y que en 1935 haría campeón de Liga al Betis Balompié. El otro míster sería Robert Firth, que después de alzar al Racing a su cúspide de subcampeón liguero (1930-31), se fue al Madrid F. C., en su única temporada en el conjunto blanco, para hacerle campeón de Liga en la temporada 1932-33.
Mr. Pentland (Frederick Beaconsfield Pentland) dirigió al Racing en la temporada 1921-22, guiando al equipo a un meritorio subcampeonato de la Federación Regional Norte. Tuvo una especial atención a la cantera, ya que se preocupó personalmente del equipo reserva y del infantil. Santander nunca había tenido un técnico como aquél, con metodología para aplicar los muchos conocimientos que tenía. Además, insistía en que parte del entrenamiento era llevar una vida ordenada, algo que los jóvenes futbolistas no entendían demasiado bien. También pretendía que los jugadores se adaptaran a todos los puestos, de tal manera que los cambiaba constantemente de posición. Aquello ponía nerviosos a los aficionados y no gustaba a la directiva que finalmente dudó en renovarle, aunque la verdadera razón de su marcha era el alto precio de su salario, mil pesetas al mes. Así que cuando Pentland se fue de vacaciones a su país, no regresó a Santander. Los directivos del Athletic Club viajaron a Londres para convencerle de que entrenara a los vizcaínos, y en su primera temporada consiguió ganar la Copa del Rey (1923). Años más tarde, en una segunda etapa en el Athletic, lograría dos Ligas, la de 1929-30 y la de 1930-31, esta última arrebatándosela al Racing con el que empató a puntos. Además, consiguió de forma consecutiva ganar la Copa en cuatro ocasiones más, entre 1930 y 1933, convirtiéndose, hasta el momento, en el técnico más laureado del conjunto vasco.
Otro entrenador que dejaría una importante huella en Cantabria fue O'Connell (Patrick Joseph O'Connell), que dirigió al Racing en las temporadas 1922-29. El irlandés continuó la labor de Pentland y fue el artífice de la victoria final en la competida fase de clasificación para elegir al décimo equipo que completaría la Primera División. También fue el técnico que dirigió al Racing en el estreno del campeonato liguero, aunque no terminó la temporada al ser cesado por los malos resultados. Después de entrenar al Oviedo, se incorporó al Betis (1932-35), club con el que conquistó en 1935 el único título liguero de los sevillanos que curiosamente se conseguiría en los Campos de Sport derrotando al Racing en la última jornada.
Robert Firth (Robert Edwin Firth) es el tercer protagonista que obtuvo el cielo después de entrenar en Santander. Estuvo al frente del Racing en las temporadas 1930-32 y casi se proclama campeón liguero con el Racing, pero el coeficiente de goles ante el triple empate con el Athetic y la Real Sociedad se fue a favor de los bilbaínos de Mr. Pentland. Tenía demasiada personalidad. No admitía que los directivos se interpusieran en su trabajo, algo que por otra parte había sido una costumbre en el club. Ése fue uno de los motivos por el que se decidió no renovarle, con las quejas generalizadas de la prensa. El técnico inglés había logrado en sus hombres la mejor preparación física conocida en Cantabria, y su resultado fue una prodigiosa velocidad en el juego que convirtió al Racing en un equipo mordaz y aspirante al título de campeón de Primera División. La buena labor realizada en Santander promocionaría a Firth para fichar por el Madrid F. C., donde en la única temporada en la que estuvo, en la de 1931-32, consiguió ganar la Liga.
Pentland, O'Connell y Firth son tres casos que muestran el buen criterio del Racing para elegir entrenadores que marcaron el futuro del club, pero contemplando la botella medio vacía, también evidenció la incapacidad y la poca paciencia que tuvo para mantener esos tesoros en su beneficio.
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Ana del Castillo
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