Se acerca el momento de nuevas elecciones en la Universidad de Cantabria (UC), se ha de renovar al rector y al actual equipo rectoral, y elegir a un nuevo rector o rectora. Afirmo en el título que son unas elecciones cruciales, y así lo creo ... por varios motivos. La nueva ley de universidades, la LOSU, establece que el periodo rectoral sea de seis años en lugar de los cuatro actuales. Y seis años son muchos para hacer las cosas bien, y muchísimos para hacerlas mal. La universidad pública viene atravesando momentos difíciles desde hace muchos años y la repercusión de una financiación deficiente, el desvalimiento de los jóvenes investigadores, y el envejecimiento de la plantilla de profesores-investigadores y del personal técnico de apoyo (PTGAS) empieza a notarse, y mucho; por lo tanto, la persona que nos rija en los próximos años debe tener un ánimo reivindicativo, de clara defensa de la institución y promoción social de la UC, y una idea clara del nuevo rumbo que ésta ha de tomar.
Es necesario hacer un poco de historia, para explicar lo que pienso que debería encarnar la nueva persona que dirija el destino de la UC. Llegué a la UC en el año 1990, y tomé posesión de mi plaza con el rector José María Ureña Francés. He conocido a seis rectores, y creo que fue el rector Federico Gutiérrez-Solana el que tuvo una visión novedosa y modernizadora de la Universidad de Cantabria, una visión que se ha proyectado a lo largo del tiempo. Federico tuvo una visión de la UC incardinada en el territorio de Cantabria, pero también abierta al mundo, y realmente creo que situó a la UC en el mapa español e internacional en una buena posición. Con el programa estratégico 'Cantabria Campus Internacional' articuló y le dio forma a su proyecto. Y creo sinceramente que hasta hoy hemos vivido de su legado.
Yo tuve la oportunidad de colaborar con él y, posteriormente, con su sucesor, el rector José Carlos Gómez Sal, como Vicerrector de Estudiantes, Empleabilidad y Emprendimiento. José Carlos es una persona de carácter distinto a Federico, pero recogió la antorcha, en un momento económico muy complicado, y le imprimió su idiosincrasia al proyecto. José Carlos es alegre y comunicativo, pero combativo cuando fuere necesario. Creo que no ha habido ningún momento, que yo recuerde, en el cual la UC haya estado más presente en la sociedad cántabra que durante su rectorado. Él y su equipo abrimos una etapa en la que la UC interaccionó de manera decidida y eficaz con la sociedad cántabra en particular, al igual que nos proyectamos, no solo en el mundo de la cultura, sino también al de las empresas de Cantabria.
Creo, sin embargo, que la idea inicial del Rector Gutiérrez-Solana se ha agotado. El rozamiento del paso del tiempo ha hecho que la visión de Federico tenga que ser sustituida por una nueva visión de la universidad por la persona que fuese elegida. No obstante, desde mi punto de vista, lo que inspira el lema 'Cantabria Campus Internacional' sigue estando vigente en gran medida. La idea podemos visualizarla como tres círculos concéntricos: el Campus en el centro, esto es, la universidad en sí misma, las personas que la conformamos, sus facultades, escuelas e institutos, los estudiantes en el centro. Un segundo círculo que es Cantabria, la comunidad a la que se debe la institución, y con la que hay que interaccionar de forma clara y decidida; y, finalmente, el círculo externo, la internacionalidad, que en una universidad moderna es un aspecto fundamental. Si bien la imagen global sigue siendo válida, los objetivos y los ejes de actuación tienen que renovarse y modernizarse con nuevas ideas y metodologías que se ajusten al mundo actual en que vivimos.
Hay tres aspectos que deben ser abordados con decisión, que tienen que ver por una parte con la proyección de la universidad hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro, el campus: hay que cuidar, y mucho, el sentimiento de pertenencia y de afección de todas las personas que integran la universidad: estudiantes, profesores y personal técnico. En cuanto al segundo círculo, la comunidad de Cantabria, sería necesario retomar el contacto con la sociedad y con las empresas, y volver a establecer nexos claros y proyectos conjuntos ambiciosos. De este modo, habría que volver a establecer la conciencia en la sociedad cántabra de que su universidad es un valor que, por un lado, hay que cuidar y, por otro, tiene que responder a las necesidades de la comunidad. Y, finalmente, hacia el exterior: es muy importante un esfuerzo de internacionalización. Para ello sería necesario intensificar los contactos con Hispanoamérica, en donde creo que aún tenemos cierta reputación. Esto contribuiría a aumentar el número de nuestros estudiantes y a rejuvenecer a nuestras plantillas de profesores e investigadores. Eso no significa abandonar otros ámbitos como el europeo, en el que creo que estamos relativamente bien situados.
Hay otro aspecto importante que tiene que ver con la financiación de la UC. Es necesario tener una financiación mejor. Iba a cometer el error de decir 'suficiente', pero suficiente es un aprobado y la UC y la sociedad que la sustenta debería optar por, al menos, un notable, y si fuese un sobresaliente mejor aún. La sociedad cántabra debe plantearse que tener una universidad como la UC en una comunidad autónoma pequeña (en términos de población), es un lujo para las familias y para el futuro de la Comunidad de Cantabria.
Por otra parte, también veo positivo fomentar la relación público-privada. Universidades públicas de mucho prestigio llevan años estableciendo relaciones muy fuertes con instituciones privadas que permiten realizar acciones docentes e investigadoras, que con la financiación pública actual no son posibles. De hecho, en la UC hay bastantes casos de éxito, como la Escuela Universitaria de Fisioterapia 'Gimbernat Cantabria', y la Escuela Universitaria de Turismo 'Altamira', o centros de investigación como el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), o el Santander Financial Institute (SANFI). Es urgente reforzar estas colaboraciones, creando nuevos títulos con una financiación mixta, crear másteres duales con empresas; se deben establecer relaciones de investigación con ánimo de permanencia temporal, crear institutos mixtos público-privados, etc.
En definitiva, necesitamos acciones y objetivos novedosos hacia la internacionalización, hacia la sociedad cántabra, y hacia dentro de la propia institución. Un futuro brillante para la UC depende en gran medida de una nueva y estimulante visión de la UC.
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