Secciones
Servicios
Destacamos
Dicen que hacía frío aquella mañana del 24 de octubre de 1850, como si el invierno comenzara a despuntar antes de tiempo. Los campos de ... Medio Cudeyo habían amanecido cubiertos por el manto de la helada, y las chimeneas de las casas escupían el humo de la leña recién cortada para sobrevivir a la temporada invernal. También cuentan que nada de eso era cierto; el sol brillaba mucho más de lo que por aquellas fechas tenía acostumbradas a las gentes de Solares y Valdecilla, en los últimos coletazos de un verano ya lejano.
Sea como fuere, lo cierto es que en una casona montañesa, en esa misma fecha, acababa de nacer una criatura llamada a tener un papel fundamental en la Historia de Cantabria y España. Quizá por eso era la mañana de octubre fresca y calurosa al mismo tiempo, pues solo en la futura grandeza del aquel niño coinciden los testimonios. Hijo de modestos comerciantes que no tenían nada de pobres –se entiende poco entonces lo de 'modestos'–, Ramón Pelayo de Torriente empezó a escribir su historia muy pronto, cuando apenas contaba con 14 años. En 1864 agarró su maleta y se subió a un barco en el puerto de Santander con destino Cuba. El resto más o menos lo conocemos. Pelayo de la Torriente era uno de esos pocos indianos del norte de España, que se fueron al Nuevo Mundo por miles, a quien iba a sonreír la fortuna. «Audaces Fortuna iuvat», dice el verso del poeta Virgilio.
Casi seis décadas después de su primer viaje, en 1920, y a sus 70 años, el ya reconocido por el rey Alfonso XIII como Marqués de Valdecilla (1916) decidía poner fin a su aventura ultramarina para fijar definitivamente residencia en su tierra natal, Valdecilla. Allí, todavía hoy los empleados municipales de Medio Cudeyo miman y cuidan los jardines de la que fuera su finca personal, propiedad del Ayuntamiento. En ese sentido, Valdecilla bien parecía un retiro imperial, como en otro tiempo lo fue el Monasterio de Yuste, aunque, a diferencia del Emperador Carlos V, Ramón Pelayo podía decir que la obra de su vida había triunfado. Empresario, filántropo, benefactor y aristócrata, el Marqués de Valdecilla era a la altura de 1927 mucho más que todas estas cosas; por ser, era incluso Grande de España, por la gracia de su amigo personal Alfonso XIII, a quien con todo tipo de halagos había recibido en Medio Cudeyo.
No mucho tiempo después, al abrigo de la recién proclamada Segunda República, la vida de Ramón Pelayo llegaba a su fin un 26 de marzo de 1932, a los 81 años de edad. Se desconoce si ese día, en comparación con 1850, hacía frío o calor aunque, a juzgar por las fotografías conservadas del funeral, cientos de personas se agolpaban abrigadas a las puertas del consistorio para despedir al cántabro más ilustre del siglo XX. Comenzaba entonces la leyenda sobre su persona, en cuyo relato se quiso introducir una mancha tan oscura como la piel de los esclavos bajo quienes presuntamente amasó su fortuna azucarera en la isla de Cuba, hoy desmentida por la historiografía como inverosímil: cuando Ramón Pelayo adquiere el ingenio azucarero Rosario, a la altura de 1892, la esclavitud estaba ya abolida en todos los territorios de España.
Estas y otras facetas de su vida, como su especial predilección por materias trascendentales como la educación y la sanidad, que lo llevaron a levantar decenas de colegios y escuelas por toda Cantabria, así como una Casa Salud inigualable en la época –hoy Hospital Universitario Marqués de Valdecilla–, han sido abordadas en las I Jornadas Históricas sobre su figura que el Ayuntamiento de Medio Cudeyo vino celebrando en el Centro Cultural de Solares durante los meses de octubre y noviembre, dentro de las conmemoraciones del 'Año Ramón Pelayo (1932-2022)'. Como ocurriera el pasado 2020 con Benito Pérez Galdós, Ramón Pelayo también merecía su año homenaje, más cuando se cumplen 90 de su fallecimiento. Ahora solo nos falta un estudio riguroso sobre su vida, en forma de biografía; cada día que pasa está, sin duda, más cerca gracias a las nuevas investigaciones. Por el momento nos conformaremos con el libro resumen de las jornadas históricas, que verá la luz en 2023. No es poco.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.